Mesa redonda sobre la exclusión en Madrid, coloquio de la COMECE en Bruselas sobre la migración, vigilia por la vida en París y restauración de las catacumbas de Domitila en Roma
El 30 de mayo se celebra la memoria de Fernando III el Santo, rey de Castilla y de León en el siglo XIII que, además de unificar ambos reinos, avanzó mucho en la campaña de la llamada Reconquista, consiguiendo tomar Murcia y gran parte de Andalucía (hasta hacer vasallo suyo al emir de Granada), muriendo cuando planeaba tomar El Estrecho, ya en territorio africano. Pero, más allá de su condición de gigante político, falleció con una enorme fama de santidad, que confirmó en 1671 con su canonización el papa Clemente X.
El 30 de mayo de 1416, Jerónimo de Praga fue quemado vivo por la Iglesia junto a Jan Hus por la defensa de las “teóricas heréticas” del segundo, rechazadas en el Concilio de Constanza. Quince años después, también un 30 de mayo, fueron los ingleses los que infringieron el mismo castigo a la joven francesa Juana de Arco. Acusada igualmente de “herejía”, hasta el día de hoy la Iglesia francesa la recuerda como un bastión del catolicismo.
La historia del cristianismo ha estado marcada por odios fanáticos entre sus diferentes modos de concebir la fe en Jesús a lo largo de los siglos. Aunque hoy impera en las distintas confesiones un espíritu mucho más fraterno, hay excepciones, como la difícil convivencia en el santo Sepulcro de Jerusalén, que siguen siendo un absoluto antitestimonio.