El sacerdote filipino secuestrado: “Ellos no quieren nada, solo el fin de los bombardeos”

  • El padre Chito clama en un vídeo al presidente Duterte que “no use la violencia” contra sus captores del Estado Islámico
  • Las candidaturas al Princesa de Asturias o el calvario de sor Dolores, entre los titulares del día para el director de Vida Nueva

Padre Teresito Sogaub, conocido como Chito, secuestrado junto con 200 feligreses en Filipina/Youtube

Un vídeo del padre Teresito Soganub ha devuelto cierta esperanza al pueblo filipino. Colgado en Youtube por sus captores, el sacerdote se hace eco de las exigencias de sus captores, unos grupos extremistas ligados al Estado Islámico.

“Ellos no quieren nada, solo que se retiren las fuerzas de Lanao del Sur y de Marawi, el fin de los ataques aéreos y que paren los bombardeos”, explica el vicario de la diócesis de Marawi que añade a continuación: “Somos víctimas. No se contente con hacernos víctimas colaterales de esta guerra. No use la violencia porque sus enemigos están listos para morir por su religión”.

Un llamamiento que no parece escuchar el más que polémico presidente filipino, Rodrigo Duterte, que en el tiempo que lleva al frente del país no ha dado muestras precisamente de mano izquierda y diálogo… Como prueba, la reciente ley marcial.

“Estamos felices por el padre Chito –como le conocen en Marawi-, pero tememos por la suerte de los rehenes, unos 200 civiles, que ahora son utilizados como escudos humanos”, explica a Fides el obispo de esta diócesis filipina, Edwin de la Pena. “Hemos pedido ayuda a los líderes musulmanes de Marawi, nuestros amigos, mientras toda la población católica está unida en oración”, comenta el prelado.

¿El Príncipe de Asturias social para una teóloga?

En unas horas se desvelará la incógnita. Para ser precisos, a las doce de la mañana del miércoles. En ese momento se dará a conocer el fallo del jurado que concede el Premio Princesa de Asturias en la modalidad de Ciencias Sociales. Suenan muchos nombres. Desde el incansable Ramón Tamames a la ensayista Celia Amorós. Abriendo fronteras, otro nombre de mujer se ha colado en la lista: Karen Armstrong.

Se difumine o no en las actas del jurado, el mero hecho de que su nombre se ponga sobre la mesa, no solo dice mucho de su valía en el análisis de las religiones en la configuración de la sociedad, sino de lo que representa.  De esta teóloga católica se podrían decir muchas cosas, pero me basta con su “Carta por la compasión”, esa iniciativa que ha promovido a lo largo y ancho del planeta, que deja de ver la religión como problema en la vida pública, sino como parte de la solución.  Esa compasión de la que bebe la fe católica en la que se crió es para ella principio común a todas las tradiciones religiosas, éticas y espirituales. “Es el camino hacia la claridad, indispensable para la creación de una economía justa y de una comunidad global y pacífica”, formula en una carta que espera más suscriptores. ¿Dónde hay que firmar?

El calvario de sor Dolores

En 1985 daba sus primeros pasos la Asociación Nuevo Rumbo en Almería. Los años más duros de cocaína y la heroína en nuestro país, que se llevó consigo a una generación en barrios humildes de todo nuestro país. Sor Dolores Baena, hermana de la Caridad, decidió poner en marcha esta entidad que hasta hoy trabaja para trabajar con los drogodependientes, un trabajo que hoy se extiende a la ayuda a los adictos al alcohol, al cannabis, a las pastillas…

Pero llegó el día en que María Ascensión, presidenta de la asociación SOS Bebés Robados de Almería, acusó a Dolores de “organizar su adopción por 250.000 pesetas”. Lo hizo en televisión y entrevistas de prensa. Nunca se pudo probar tales acusaciones hacia Dolores, que además de religiosa, es familia de María Ascensión.  De hecho, el proceso penal por el supuesto robo del bebé fue archivado. Ninguna irregularidad.

Fue un tiempo más que difícil para Dolores. Decidió querellarse contra su prima por calumnias. “Nos está influyendo mucho, nos está desprestigiando a mi familia, a mi congregación, a la que nunca he dado un disgustó”, declaró sor Dolores durante la vista oral.

En mayo de 2016, María Ascensión fue condenada a una multa de 3.000 euros y a una indemnización de 40.000 a la religiosa. Hoy está en prisión y la coordinadora que aglutina a varias asociaciones de los llamados “niños robados” ha entregado 30.000 firmas en el Ministerio de Justicia para pedir su indulto. Con el apoyo de un diputado de Podemos.

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