“Fui capaz de perdonar al sacerdote que me violó. Por un lado, era un sacerdote que cumplía con su deber. Por otro lado, era un cerdo que me violó doscientas veces. Perdonar me hizo un hombre libre y eso se lo tengo que agradecer a la Iglesia”. Así se expresa Daniel Pittet, un hombre víctima de abusos sexuales por un sacerdote durante su infancia.
Entre 1968 y 1972, de los 9 a los 12 años de edad, sufrió su particular descenso a los infiernos, que arrastra hasta hoy. Así lo relata ahora con 58 años en “Le perdono, padre. Sobrevivir a una infancia rota” (Mensajero), libro prologado por el Papa Francisco del que Vida Nueva ha ofrecido un adelanto editorial en exclusiva a los suscriptores.
“El 99% de los sacerdotes hacen su trabajo como deben, son verdaderos misioneros”, defendió Pittet durante la presentación de su dura biografía en Madrid, ante la presencia del presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Ricardo Blázquez.
“Doy las gracias al Papa por prologar este libro, porque necesitamos ejercitar la verdad y la misericordia”,dijo el purpurado.
“Escribir este libro, publicarlo y leerlo es un ejercicio de verdad que libera y promueve libertad. He quedado conmovido por la grandeza del perdón y también por las heridas profundas que el agresor y el agredido quedan por este tipo de actuaciones”, explicó el arzobispo de Valladolid que recordó cómo “Jesús en el Evangelio nos dijo que la verdad nos hará libres. Santa Teresa también nos comentó que la verdad padece pero no parece. En este libro, la verdad queda manifiesta. Como cristianos, somos discípulos de la verdad”.
De esta manera, defendió que en la Iglesia “nosotros queremos defender la verdad ante los abusos”. Así, detalló que a las víctimas “les debemos gratitud, respeto y discreción”, por lo que defendió el protocolo seguido por la autoridad eclesial: “Estas confidencias no se airean ni se convierten en base de chantaje y extorsión”. Desde ahí, diferenció discreción de secreto para sentenciar que “el secreto es el arma del tirano”, el arma que permite al abusador “humillar a las personas”.
El presidente del Episcopado se reafirmó una vez más que “por encima de todo, se debe actuar con verdad y libertad, con tolerancia cero, defendiendo la dignidad de los débiles y humillados”. En esta misma línea, el cardenal Blázquez subrayó en el turno de preguntas posterior que “en la medida de lo posible, tengan la seguridad de que vamos a poner todo los medios. Necesitamos buscar a personas que generen confianza y que tengan capacidad para prestar ayuda”.
Pero, ¿se puede hacer algo más para prevenir estos abusos? “Algo que se debe hacer y a mi modo de ver es fundamental: la formación humana y cristiana de niños, adolescentes, jóvenes y adultos ha de abrirse a este campo tan sensible de sufrimiento y humillación de las personas. Nuestra catequesis se tiene que abrir a este campo. A veces mirar para otra parte o encubrir, es un error. Hay que llamar a las cosas por su nombre”, detalló el cardenal.
“Es preciso mirar a la cara a lo ocurrido para que no vuelva a suceder más”, destacó el jesuita José María Rodríguez Olaizola. “Queremos sumar esfuerzos en el mismo empeño. Las vivencias de Pittet abre puertas a la esperanza: víctima en la Iglesia pero también acompañado desde la Iglesia”
“Este testimonio es tierra sagrada. Es un libro duro que mueve y conmueve las entrañas. Les mentiría si les dijera que no he llorado, que no me he sentido avergonzado. Me ha hecho mucho bien”, expresó Pablo Guerrero, delegado de la provincia jesuita de España y psicólogo especialista en pastoral familiar.
“Pittet habla con autoridad y no como los fariseos. Comparte que ha sido violado por los sacerdotes y ha vivido lo peor. Pero también comparte que ha sido acogido por los monjes y ha vivido lo mejor”, matizó Guerrero que subrayó que Pittet “nunca ha renegado de la Iglesia, pero le pide que tenga la valentía de reconocer sus faltas e imponer castigos”, mantuvo.
Los pederastas aprovechan cualquier oportunidad. Y la red de redes se ha convertido en refugio, detrás de perfiles falsos. Pero también como espacio para extorsionar desde el silencio.
La Iglesia también quiere poner coto a esta lacra en el continente digital. Prueba de ello es el Congreso convocado por la Pontificia Universidad Gregoriana, a través de su Centro para la Protección de Menores, con el jesuita Hans Zollner a la cabeza. Bajo el lema “La dignidad del menor en el mundo digital”, entre el 3 y el 6 de octubre se abordarán tanto los aspectos científicos como tecnológicos que permitan abordar los peligros, pero también las maneras de proteger a los menores en internet.
De esta manera, la Santa Sede se pone otra vez al frente de la lucha contra esta lacra a través de este encuentro en el que participarán más de 140 expertos en la materia. Todos ellos darán forma a la “Declaración sobre la dignidad del menor en el mundo digital” que tendrán la oportunidad de presentar al Papa.
Faltan calificativos. Al menos 80 muertos y 350 heridos. En Kabul. En el barrio de las embajadas, Lejano para algunos. Cercano para Francisco. “El Papa expresa su más sentido pésame a todos los afectados por este acto brutal de violencia”. Así reza el mensaje enviado por el Santo Padre al enterarse del atentado terrorista. Tan indiscriminado que hasta los talibanes se han apresurado a negar su implicación. Tan voraz que Bergoglio lo ha calificado como “abominable ataque”.
Todo apunta una vez más al Estado Islámico. Su maldad parece no tener límites. Ni argumentos. Todo calificativo parece quedarse corto.