Cono Sur

De Nevares, un santo pastor

Recientemente, la Iglesia recordó al salesiano Jaime De Nevares, primer obispo de Neuquén, a 22 años de su fallecimiento. Siendo un pastor comprometido por los derechos humanos y, como abogado, conocedor y muy activo en diversas cuestiones políticas y acciones sociales, varias celebraciones se llevaron adelante en su memoria.





El pasado 19 de mayo la Iglesia recordó al salesiano Jaime De Nevares, primer obispo de Neuquén (Patagonia argentina), desde 1961 a 1991, a 22 años de su fallecimiento. Siendo un pastor comprometido por los derechos humanos y, como abogado, conocedor y muy activo en diversas cuestiones políticas y acciones sociales, diversas celebraciones se llevaron adelante en su memoria, especialmente la Iglesia neuquina.

Entre todos los recordatorios, hubo uno que sobresalió. Fue una carta abierta escrita por su tercer sucesor (el primero fue Agustín Radrizzani, el segundo, Marcelo Melani), Virginio Bressanelli, actual titular del obispado de Neuquén.

Bresanelli ora delante de la tumba de De Navares / Ob. Neuquén

“Como hombre de Dios y de la Iglesia, su entrega pastoral al servicio de todos, especialmente de los más pobres y excluidos, y su valiente compromiso en la defensa de los derechos humanos en tiempos tan violentos y plagados de injusticias, como lo fueron los de la dictadura (1976-1983), son un ejemplo que nos impulsa a afianzar nuestro propio compromiso en el servicio a aquellos sectores de la sociedad que ‘hoy’ son excluidos y que no tienen las mismas oportunidades de desarrollo, de dignidad y de felicidad que Dios quiere para todos sus hijos”, destacó Bressanelli. Y en seguida profundizó en la vida y la historia de los neuquinos, un pueblo fuertemente luchador por la dignidad y los derechos humanos: “Este compromiso de Don Jaime está en los orígenes de nuestra historia como Iglesia neuquina, y es la herencia que nos legó”.

En seguida, frente a la figura de De Nevares, el actual obispo de Neuquén dedicó unas lineas de su carta abierta a tratar de esclarecer el confuso episodio que despertó cientos de críticas, cuando en la última Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina, los obispos se reunieron con familiares de víctimas de la la última dictadura militar (1976-1983) “Quiero dejar bien asentado que, como Iglesia neuquina: estamos siempre en favor de la vida, y de la vida en abundancia y plena para todas las personas; estamos contra todo tipo de violencia, venga de donde viniera y cualquiera sea el fundamento que la pretenda justificar; y estamos contra toda impunidad real y legal, total o parcial, directa o encubierta”, detalló el prelado.

“No podemos nunca equiparar el terrorismo de Estado con el delito guerrillero –aseguró–. Aun rechazando con firmeza a ambos, los crímenes del terrorismo de Estado son de una gravedad mayúscula ya que fueron cometidos usando el aparato del Estado por quienes debían ineludiblemente cuidar la vida, el derecho y el bien de los ciudadanos”. Y puntualizó: “Al obrar fuera de toda norma jurídica, secuestrando, robando, torturando, matando, haciendo desaparecer a personas y apoderándose de niños que fueron entregados a otras familias, dichos crímenes merecen una pena congrua y ejemplar. Considero, por eso, que la aplicación reciente del beneficio del 2 x 1 aquí no cabe”.

Más adelante, sostiene con firmeza:“Ante tan falsas interpretaciones, ajenas y contrarias a la verdad, quiero expresar firmemente: el fallo de la Corte Suprema corre pura y exclusivamente a su cargo. El Episcopado nada, absolutamente nada, tuvo que ver con él. Nuestro diálogo y reflexión, que en la agenda publicada previamente por el secretariado de la CEA apareció bajo el término de ‘reconciliación’, en ningún momento incluyó el tema de los condenados a prisión, ni del ‘2×1’”.

“Al Sí, sí; al No, no”

De Navares, a fines de la década del 60, acompaño los reclamos obreros en Neuquén / Ob. Neuquén

“Vuelvo a Don Jaime”, contextualizó Brsanelli en su carta abierta. “Él fue un hombre del: ‘al Sí, sí; al No, no’. Quiero, como pastor de Neuquén, ser fiel a este modo de conducta, admitiendo también mi pobreza y lo lejano que estoy de su estatura. Lo estimo enormemente como predecesor. El camino trazado por él creo haberlo vivido aun antes de venir aquí, pero aquí en Neuquén fue fortalecido por la gracia de Dios, por el sostén de esta Iglesia de la que hoy soy pastor, y por el testimonio de tantos de Ustedes”, añadió.

El trabajo como sacerdote y, más particularmente, la accionar episcopal de Jaime De Nevares se centró en el ejercicio de la justicia y de la defensa de los derechos constitucionales durante las convulsionadas décadas en que le tocó pastorear a la diócesis de Neuquén. Padre conciliar en el Concilio Vaticano II, defensor de las huelgas obreras, fue fundador de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y luego, del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos en plena dictadura del Proceso de Reorganización Nacional. Formó partes como miembro de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) durante 1983 y 1984.

También se desempeño como convencional constituyente para la Reforma de la Constitución Argentina de 1994.

Por todo este trabajo, la sociedad posicionó a De Nevares como un referente ético, tanto para los cristianos como para otros actores sociales.

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