Si por algo destaca la Iglesia es por su actividad caritativa y asistencial. En 2015, la Iglesia se ha vuelto a superar con la atención a 4.791.593 personas. El valor del impacto de la Iglesia generado por la actividad asistencial corresponde a 589.629.655 euros. Si la Iglesia fuera una comunidad autónoma, ocuparía el tercer puesto en materia de gasto asistencial, solo por detrás de Cataluña y Andalucía, según el ‘ranking’ elaborado por la consultora KPMG.
Detrás de los números hay personas. Siguiendo esa premisa, la Conferencia Episcopal Española (CEE) ha presentado hoy, 1 de junio, como cada año, la Memoria 2015 de Actividades de la Iglesia. La radiografía de la Iglesia en España muestra, según el Episcopado, que “aunque valorar en términos económicos la aportación que realiza la Iglesia a la sociedad es una misión compleja, supondría un ahorro de miles de millones de euros para las arcas públicas”. En concreto, invierte en la sociedad más del 138% de lo recibido por los contribuyentes.
En palabras de Ester Martín, directora de la Oficina de Transparencia de la CEE, este dato significa que de los 249 millones de euros que los contribuyentes decidieron dar a la Iglesia en 2015, “el 100% no solo no se queda en la Iglesia, sino que más de lo recibido es dado a la sociedad”.
Según la Memoria de la Iglesia, cada euro invertido en la Iglesia rinde como 2,24 euros en su equivalente a precios de mercado. Y es que en total se dedicaron 47,03 millones de horas a los demás. “Esto es posible gracias a la entrega generosa de miles de personas que se realiza con gratuidad y eficacia”, indican.
Amén de ser cada vez una institución más transparente, por quinto año consecutivo la CEE ha encargado la auditoria externa de su Memoria a PwC. Según la consultora, “como resultado de nuestra revisión podemos concluir que la Memoria 2015 de la CEE ha sido preparada de forma adecuada y fiable, en todos sus aspectos significativos”.
El 80% de lo recibido gracias a los contribuyentes que marcaron la X en la Declaración de la Renta (199.718.758 euros) se ha distribuido a las diócesis en función de sus necesidades generales. Este importe supone de media un 24% de los recursos disponibles para las diócesis, aunque para las de menor tamaño puede representar hasta el 80%. Por eso, se sigue un modelo de reparto basado en la solidaridad y comunicación de bienes, donde prima la capacidad de atender las necesidades básicas, en especial las de las diócesis con menos recursos.
El montante restante (48.154.626 euros) se destina a partidas generales como la Seguridad Social del clero, centros de Formación eclesiásticos, funcionamiento de la CEE, aportación extraordinaria para las Cáritas Diocesanas, diversas actividades pastorales realizadas tanto en el ámbito nacional como en el extranjero, campañas de financiación, apoyo a la Conferencia de religiosos, ayudas para construcción y rehabilitación de templos y a instituciones de la Santa Sede, entre otros.
En relación a la actividad educativa, los centros católicos concertados, suponen un ahorro al Estado de 2.563 millones de euros. Una cantidad que resulta de la diferencia entre el coste de una plaza en un centro público y el importe asignado al concierto por plaza, según los datos del Ministerio de Educación.
Por su parte, un estudio elaborado para la Memoria 2015 pone de manifiesto que la formación católica en los colegios genera importantes beneficios en los alumnos y en la sociedad en comparación con la media española. Estos datos, que se conocerán en mayor profundidad en las próximas semanas, muestran que hay menores tasas de repetición en todas las etapas, menor gasto por alumno al año, reduce las diferencias sociales, menor índice de criminalidad y mayor tendencia a las donaciones.
Con respecto a la actividad cultural, en 2015, la participación en peregrinaciones, celebraciones de Semana Santa y fiestas populares de carácter religioso así como las visitas a los bienes inmuebles de la Iglesia generó un impacto estimado en el PIB de España de 32.420 millones de euros; es decir, casi un 3% del PIB.