En medio de una crisis de violencia e inseguridad, generada por grupos delictivos, y que ha traído la muerte de varios miembros de las fuerzas armadas, la Iglesia en México no ha querido dejar pasar la oportunidad de felicitar a los marinos en su día, y recordarles que también ellos están llamados a la santidad desde su ámbito de acción.
A través de un mensaje publicado este jueves en la página de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y firmado por el obispo Miguel Ángel Alba Díaz, responsable de la Dimensión Pastoral de las Fuerzas Armadas, los obispos del país se unieron a la celebración del “Día de la Marina”, que se realiza en el país desde el año de 1942.
“Tanto los marinos, como los militares, están llamados a la santidad desde su vocación, porque ejecutan un trabajo extensivo en defensa del país, y porque su vocación militar les exige un alto grado de responsabilidad. Su presencia en múltiples puntos de la república, da tranquilidad y esperanza a la ciudadanía, que se siente atemorizada por las manifestaciones de violencia y de las cuales muchos han sido víctimas”, dijo monseñor Alba Díaz, quien también es obispo de la Paz.
Reconoció también a los soldados y marinos que han perdido la vida en la lucha contra las organizaciones delictivas que violentan la paz: “Son héroes anónimos, padres de familia, hijos de muchas madres, colegas y amigos. Es por ello que expresamos nuestra solidaridad con los familiares de todos aquellos marinos y militares que han abrazado generosamente esta vocación y que en el cumplimiento de la misma, han perdido la vida, a causa de la cerrazón y la avaricia de unos pocos, que se aprovechan de la ignorancia y las miserias de muchos”.
El Obispo recordó las palabras del Papa Francisco, quien ha pedido a los miembros de las fuerzas armadas “que sean instrumentos de reconciliación, sembradores de paz y constructores de puentes, para que con su colaboración sea posible contribuir a un orden fundado sobre la verdad, la justicia, el amor y la libertad”.
“Nuestras plegarias y oraciones están siendo dirigidas a ustedes para que Dios, nuestro Padre amoroso, les conceda el don de la vida, y para que no se sientan tentados a quebrantar su vocación de servicio a la patria, a las instituciones, pero sobre todo, a sus hermanos: el pueblo de México, que tanto los necesita”, concluyó monseñor Miguel Ángel Alba.