Entrevistas

Cristina López Schlichting: “Nos educamos con mujeres libres, como las monjas”

La periodista publica su primera novela, ‘Los días modernos’, que aborda, a través de una niña, el despertar de España durante el tardofranquismo





Reavivar las raíces de una generación, la de los baby boomers, es el objetivo de ‘Los días modernos’ (Plaza & Janés), la primera novela de la periodista Cristina López Schlichting, en la que ha querido mostrar cómo fue el despertar de un país durante el tardofranquismo a través de la mirada de una niña. Amelia, a punto de cumplir diez años, crece en la España de los 70, sin saber nada de Franco y sin ser consciente de que la sociedad en la que vive cambia a pasos agigantados mientras ella descubre el mundo adulto… De ella hablamos con la directora de Fin de Semana en COPE.

PREGUNTA.- Los ‘baby boomers’, ¿por qué fuimos tan felices?

RESPUESTA.- La infancia tiene un espacio de felicidad que, aunque a veces sea turbado, en una vida normal constituye un lugar amable. Pero en el caso de ellos, ocurrió gracias a la generación anterior que se mató a trabajar, que partió de una España empobrecida. Lograron un cambio político y social para que sus hijos fueran felices. Los millennials notan que fuimos una generación que creció con el lema “si te esfuerzas, llegarás donde quieras”. Pero tienen la percepción de que para ellos no es así. Nos sentíamos modernos porque nuestras ideas iban más allá del régimen dictatorial. Eso facilitó la Transición: modernizar una sociedad que ya era bastante moderna.

P.- Dice que la niña de su novela es un arquetipo de las mujeres que hoy han dado un paso a adelante. ¿Cómo somos esas ‘amelias’ hoy?

R.- Una mujer muy definida. Es la primera generación en la que todas hemos luchado por nuestra propia liberación –vamos a utilizar esta palabra que era muy de la época–. Había literatura de pioneras, pero nosotras no tuvimos que ser pioneras de nada. En los colegios, todas las niñas teníamos el mismo horizonte que los hombres: llegar a la universidad y ejercer una profesión. Nuestras madres venían de un modelo que no les gustaba y nos impulsaron hacia otro futuro, que “compramos” (…). Nos educamos con mujeres muy libres. Recuerdo el caso de los colegios religiosos, donde las monjas gestionaban los centros escolares solas: con el ministerio, con la aseguradoras, con los hospitales… Eran un ejemplo diario.

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