Una semana más, hoy 7 de junio el papa Francisco ha celebrado la tradicional audiencia general de los miércoles en la Plaza de San Pedro en el Vaticano. Con la mirada puesta en la fiesta de la Santísima Trinidad, que se celebra el próximo domingo 11, el Pontífice ha continuado su ciclo de catequesis dedicadas a la esperanza, en esta ocasión con el tema ‘La paternidad de Dios, fuente de nuestra esperanza’.
El Papa ha aprovechado este encuentro con los fieles para hacer un llamamiento especial al final de la catequesis: mañana jueves 8, a las 13:00 h., en algunos países se lleva adelante la iniciativa ‘Un minuto por la paz’, “un pequeño momento de oración en recuerdo del encuentro que en el Vaticano se produjo entre el fallecido presidente israelí Peres y el presidente palestino Abbas” con el Papa en 2014. “En nuestro tiempo se necesita tanto rezar –cristianos, judíos y musulmanes– por la paz”, ha clamado Francisco.
A partir del texto del evangelista Lucas en el que los discípulos le piden a Jesús cómo rezar, Francisco se ha referido al inicio del padrenuestro señalando que en “la sencilla invocación ‘Padre’ se resume todo el misterio de nuestra oración”. “Con Jesús podemos llamar a Dios: ‘Abba’, un término que muestra confianza y cercanía, y que podríamos traducir por ‘papá’”, ha recordado, invitando a todos: “Dios es nuestro ‘papá’, y llamarle así nos pone en estrecha relación con él, como un niño que se siente amado y protegido por su padre”.
Esta paternidad de Dios se expresa, ha señalado el Pontífice, en la parábola del hijo pródigo. Y es que “la parábola del padre misericordioso nos presenta a Dios como un Padre bueno. No actúa al modo humano, sino a la manera divina, ‘amando’ de forma diferente”, ha subrayado Francisco. En el relat,o “cuando el hijo pródigo vuelve a casa, después de haber derrochado todos sus bienes, el padre sale a recibirlo y no le aplica criterios de justicia humana, sino que lo perdona y lo abraza, mostrándole cuánto ha sentido su ausencia”. Para Bergoglio, este es “el misterio insondable de Dios que no puede dejar de amar a sus hijos. Esta certeza es la base de nuestra esperanza”.
Esta paternidad de Dios refleja que “jamás estamos solos”, ha recalcado el Pontífice. “Aunque estemos alejados, hostiles o aunque nos proclamemos ‘sin Dios’, el evangelio de Jesucristo nos revela que Dios no puede estar sin nosotros: Él no será jamás un Dios ‘sin el hombre’. Esta certeza es la fuente de nuestra esperanza, que encontramos renovada en todas las invocaciones del padrenuestro”.
Por ello, Francisco ha invitado a todos “a dirigirse a Dios, nuestro Padre, en todo momento y circunstancia. No nos encerremos en nosotros mismos, sino que acudamos con confianza a él, que como Padre bueno nos mira con amor y nunca nos abandona”.
Al finalizar la audiencia, el Papa ha encomendado al Sagrado Corazón de Jesús, en este mes de junio dedicado a él, a los jóvenes, enfermos y nuevos esposos. El corazón de Jesús es “escuela en la que crecer en la entrega al prójimo”, motivo para “unir los sufrimientos a los del Hijo de Dios” y ejemplo del que “aprender el amor incondicional”.