Los tiempos de campañas preelectorales y de elecciones son momentos en donde se celebra con la acción un acontecimiento que costó volver a conseguir, especialmente en nuestros pueblos latinoamericanos que a lo largo del siglo XX se vio castigado por diversos gobiernos dictatoriales.
Pero muchas veces, en la actualidad, ese derecho conseguido suele salpicarse con prácticas poco consensuadas y, directamente, por salvajes actos de corrupción y promesas que jamás se van a cumplir.
Justamente de esto habló en su homilía en el santuario nacional de Nuestra Señora de Caacupé el obispo del vicariato apostólico del Chaco Paraguayo, Gabriel Escobar, en el marco dela Semana del Migrante y el Día de la Movilidad Humana, el pasado domingo 4 de junio. Allí, recordó a los políticos que deben cumplir sus promesas e hizo una mención especial por aquellos que pasan por el gobierno y “solo dejan abandono, pobreza, analfabetismo y miseria”.
Frente a este contexto, muy presente siempre en las elecciones de todos los países de la región, instó a los paraguayos: “es muy importante estar atentos, ya que empieza la época del revuelo político”.
El próximo año, en Paraguay se elegirá, entre otras cosas, a un nuevo presidente. Sin embargo el clima de confusión y confrontación comenzó hace varios meses cuando los distintos partidos políticos se alinearon frente a un mismo interés: la reelección presidencial. Esta es una práctica que está expresamente prohibida por la Constitución paraguaya luego de la dictadura de más de tres décadas de Alfredo Stroessner.
Por eso, según pronunció Escobar, para que el pueblo no sufra las consecuencias de la desidia política, “que estas personas sepan que, como paraguayos, deben cumplir lo prometido, no vendan espejos, porque los que sufren solo somos nosotros, los paraguayos”, aseveró.
En seguida, el obispo puso especial énfasis en el tema central de la celebración que estaba presidiendo, la migración. “Algunos se fueron a causa de la dictadura, pero otros siguen estando afuera por no encontrar en nuestro país las condiciones necesarias”, se refirió el obispo sobre la situación de miles de paraguayos que no están en su país. Y sostuvo: “La mayoría de los migrantes sufren abusos en otros países, se sienten oprimidos por una sociedad que los explota, donde se sienten abandonados sin ser respetados sus derechos”.
“Hay discursos que, en vez de unirnos, levantan un muro”, aseguró en una homilía recargada, con mensajes para todos los sectores de la sociedad, especialmente para los políticos y para la ciudadanía en su conjunto.