La segunda jornada del Congreso de Teología Ecuménica que acoge la Universidad Pontificia de Salamanca dio voz a los protestantes. Así, el experto del Centro de Estudios Ecuménicos de la Federación Luterana Mundial, Theo Dieter, reflexionó sobre el término “Reforma”.
Así, mientras que para los cristianos protestantes como el “redescubrimiento del Evangelio, la libertad y la seguridad de la fe”, para los católicos, según su mirada, la “relacionan espontáneamente la palabra con la división de cristiandad occidental”, resume el gabinete de prensa de la Universidad Pontificia de Salamanca.
Dieter comentó que “el pasado mismo es inalterable, la presencia del pasado en el presente es alterable”. Por eso, mantuvo que “el contexto de la conmemoración cambia, el recuerdo también cambiará”, en relación a las barreras que todavía existen entre ambas confesiones, y que urgió a romper.
Así, se refirió al Vaticano II: “Si el propio Concilio anima a los católicos romanos a ‘reconocer con alegría’ lo que comparten con otros cristianos, ¿qué debería impedir a los católicos romanos celebrar junto a los luteranos todo en lo que básicamente coinciden?”.
Familias de acuerdo
Por su parte, el investigador André Birmelé detalló los distintas reuniones de diálogo entre católicos y luteranos. Presentó la Declaración común sobre la doctrina de la justificación de 1999 como un “ejemplo para el diálogo entre luteranos y católico-romanos, donde las dos familias se ponen de acuerdo sobre su común fundamento. La situación es radicalmente nueva y ofrece perspectivas inéditas”.
A lo largo del día, también intervino el profesor de la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia, Martín Gelabert Ballester, se detuvo en su conferencia en la doctrina de la Justificación. Tras un análisis pormenorizado, concluyó que “si lo que celebramos es una pelea, no hay nada que celebrar, pero si buscamos comprender las circunstancias históricas y doctrinales que la provocaron para aprender a no repetirla, entonces es bueno recordar el pasado y celebrar los caminos que han conducido a un presente de concordia y colaboración”.
Esta invitación hacia el ecumenismo llevó a que Gelabert Ballester defendiera que “nuestro común testimonio de Cristo puede ser también un signo de unidad de un mundo dividido que busca la paz, pero muchas veces no saben dónde encontrarla. Si los cristianos de unas y otras iglesias ofrecemos signos de encuentro, colaboración, perdón y unidad, contribuiremos a que el Reino de Dios sea una realidad cada vez más presente en nuestro mundo”.