El estreno de la semana: ‘American Pastoral’
Un atleta legendario en sus años de instituto (Ewan McGregor) se ha convertido en exitoso hombre de negocios. Casado con una ex reina de la belleza (Jennifer Connelly), su vida en apariencia envidiable está a punto de derrumbarse. La desaparición (y búsqueda) de su hija sacudirá los cimientos familiares. Ya nada volverá a ser como antes.
Además de protagonista, el propio actor británico se estrena detrás de la cámara adaptando la novela que le valió a Philip Roth el Premio Pulitzer, un texto complejo sobre las luces y sombras del sueño americano durante los convulsos años 60 y 70 del siglo pasado.
Parece razonable que el director novel, atrevido en su apuesta, lo fíe casi todo al poderoso original literario (eso sí, abreviado por razones de metraje), a una cuidada ambientación y a un reparto solvente. Convendrá seguirle la pista.
Todavía en cartelera: ‘No sé decir adiós’
La enfermedad terminal del cabeza de familia (Juan Diego) reúne a dos hermanas tan distintas como distantes. Una (Nathalie Poza, en el mejor papel de su carrera) vuelve a sus raíces mientras apura la última oportunidad para recomponer la relación rota con su padre. La otra (Lola Dueñas) se convierte en testigo paciente de un tira y afloja comparable al que mantienen la vida y la muerte.
Lino Escalera debuta en la dirección con un drama hiperrealista y seco, la crónica pudorosa de una despedida y de un reencuentro a tres voces. También de una pérdida y de las resistencias invisibles que activa la partida de un ser querido.
Con un discurso reconocible y conmovedor, este viaje camino del duelo lo tiene todo para ser recordado como uno de los títulos más importantes del cine español de este 2017.
Ya en DVD: ‘La ciudad de las estrellas (La La Land)’
Una camarera aspirante a actriz (la oscarizada Emma Stone) y un pianista hechizado por el jazz (Ryan Gosling) cruzan sus caminos en Los Ángeles, La ciudad de las estrellas, en busca de su oportunidad.
El treintañero Damien Chazelle nos regala una historia de triunfos y fracasos, de ambiciosas aspiraciones y amores rotos, que constituye la memoria visual y sonora del sueño americano. Un espectáculo clásico en su planteamiento, pero que es pura pirotecnia en pantalla. Y, de propina, un sorprendente tramo final absolutamente inolvidable, alejado de ciertos desenlaces edulcorados tan del gusto de la industria hollywoodiense.
Feliz fusión de fantasía y realidad, este musical de ayer y de hoy nos invita a “brindar por los que sueñan, por insensatos que puedan parecer”.
