A sus 50 años y 25 años después de la publicación de su primera novela, Lo peor de todo –que le catapultó al éxito absoluto–, Ray Loriga recibe el Premio Alfaguara de Novela por ‘Rendición’. El más moderno de todos los modernos noventeros es hoy un padre tranquilo, que ha acumulado no pocas dosis de sabiduría y que nos regala una fábula sobre la autoridad, la manipulación y la paternidad. Un botellín con él, gloria bendita.
PREGUNTA.- ‘Rendición’ es una fábula sobre un futuro asfixiante. ¿Cuánto le movió este mundo caótico de Trump, del Brexit, Daesh, los refugiados…?
RESPUESTA.- Todo bullía en la cabeza, evidentemente. Aunque en los años 40, con el mundo en guerra, los campos de concentración, etc., no es como para decir que ahora estemos peor que nunca. Cuando empecé a escribir el libro, la idea de que Trump ganara las elecciones me sonaba a ciencia ficción, incluso en la noche de las elecciones. Viví en Estados Unidos seis años y creí que los conocía mejor, pero ha sucedido… ¡Ha sucedido! (…)
P.- ¿Qué opinión le merece el Papa?
R.- Muy buena. Me interesaba Ratzinger como teólogo duro, como intelectual, cuyas obras había leído. Me fascinó su renuncia. Francisco es su contrario y su complementario: pura intelectualidad emocional. Hoy los tenemos a los dos: hablan, confrontan, se entienden… ¡Es perfecto! Hoy la Iglesia tiene una bicefalia increíble, porque ambos trabajan juntos. No soy creyente, pero me interesa muchísimo lo que ocurre en el seno de la Iglesia. Aunque, como Unamuno, la duda exista. Criado como católico, no sé ver la luz… pero no presumo, lo digo con tristeza. Leo muchísimo y escribo sobre el tema. Por tanto, la fe no me parece materia baladí, sino un aspecto medular.