Vaticano

I Jornada Mundial de los Pobres: el Papa reclama que “no amemos de palabra, sino con obras”





El próximo 19 de noviembre se celebrará, por primera vez, la Jornada Mundial de los Pobres, establecida por el papa Francisco al finalizar el Jubileo de la Misericordia y fijada en el XXXIII domingo del tiempo ordinario –que en la mayoría de la diócesis española coincide con el día de la Iglesia Diocesana–. Con motivo de esta primera jornada, el Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización ha presentado el mensaje del papa Francisco para esta cita.

En la presentación del texto a los medios hoy martes 13 de junio, Rino Fisichella, presidente del Consejo Pontificio, ha resaltado: “Todos estamos obligados a escuchar el grito de ayuda de los pobres”, “a todos se nos pide que no miremos para otro lado”.

Para José Octavio Ruiz Arenas, secretario de este Consejo Pontificio, “el papa Francisco cree que para la Iglesia la opción por los pobres es una categoría teológica antes que un elemento cultural, sociológico, político o filosófico y considera esta opción como una forma especial de primacía en el ejercicio de la caridad cristiana, de la que da testimonio toda la tradición de la iglesia”, ha declarado.

El amor no admite excusas

Con el título ‘No amemos de palabra sino con obras’, el mensaje firmado por el papa Francisco recoge este “imperativo que ningún cristiano puede ignorar”, porque “el amor no admite excusas: el que quiere amar como Jesús amó, ha de hacer suyo su ejemplo; especialmente cuando se trata de amar a los pobres”.

El texto recuerda que la atención a los pobres es una constancia en la Iglesia desde sus primeros días, conforme a la enseñanza de Jesús. Aunque, advierte, en ocasiones “los cristianos no han escuchado completamente este llamamiento”, muchas otras “páginas de la historia, en estos dos mil años, han sido escritas por cristianos que con toda sencillez y humildad, y con el generoso ingenio de la caridad, han servido a sus hermanos más pobres”, afirma el mensaje, citando el ejemplo de Francisco de Asís.

Y es que los pobres, para los cristianos, alerta el mensaje, no son solo una buena obra semanal o “tranquilizadores de conciencia”. “Si realmente queremos encontrar a Cristo, es necesario que toquemos Su cuerpo en el cuerpo llagado de los pobres”, advierte. Y esto requiere “tender la mano a los pobres”, “encontrarlos”, “mirarlos a los ojos”, “abrazarlos, para hacerles sentir el calor del amor que rompe el círculo de soledad”.

La pobreza como actitud

La pobreza, añade el mensaje, es además una actitud “una actitud del corazón que nos impide considerar el dinero, la carrera, el lujo como objetivo de vida y condición para la felicidad”; “significa un corazón humilde que sabe aceptar la propia condición de criatura limitada y pecadora para superar la tentación de omnipotencia”. “Es la pobreza la que crea las condiciones para que nos hagamos cargo libremente de nuestras responsabilidades personales y sociales, a pesar de nuestras limitaciones, confiando en la cercanía de Dios y sostenidos por su gracia”, escribe Francisco.

El texto señala algunas de las “muchas caras marcadas por el dolor, la marginación, la opresión, la violencia, la tortura y el encarcelamiento, la guerra, la privación de la libertad y de la dignidad, por la ignorancia y el analfabetismo, por la emergencia sanitaria y la falta de trabajo, el tráfico de personas y la esclavitud, el exilio y la miseria, y por la migración forzada” que se encuentran en el mundo de hoy.

“La pobreza tiene el rostro de mujeres, hombres y niños explotados por viles intereses, pisoteados por la lógica perversa del poder y el dinero. Qué lista inacabable y cruel nos resulta cuando consideramos la pobreza como fruto de la injusticia social, la miseria moral, la codicia de unos pocos y la indiferencia generalizada”, denuncia.

Estas situaciones reclaman la “opción fundamental” por los pobres que ha reclamado el Vaticano II. Es también la actitud que ha querido potencias el Jubileo de la Misericordia.

Convocar momentos de encuentro y amistad

Francisco invita a mantener “la mirada fija en quienes tienden sus manos clamando ayuda y pidiendo nuestra solidaridad” esnesta nueva Jornada Mundial de los Pobres que ha instituido. E invita a que las comunidades “se comprometan a organizar diversos momentos de encuentro y de amistad, de solidaridad y de ayuda concreta”.

“En ese domingo, si en nuestro vecindario viven pobres que solicitan protección y ayuda, acerquémonos a ellos: será el momento propicio para encontrar al Dios que buscamos”, pide el Pontífice.

Una jornada en la que no puede faltar la oración. “No hay que olvidar que el Padre nuestro es la oración de los pobres. La petición del pan expresa la confianza en Dios sobre las necesidades básicas de nuestra vida”, recuerda Francisco.

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