El cardenal Daniel DiNardo muestra su rechazo hacia la política migratoria de Donald Trump –aunque sin nombrarlo–. El presidente de los obispos estadounidenses señaló que, durante años, los prelados han presionado por una reforma migratoria integral, pero “la política de refugiados e inmigrantes de la nación va en la dirección contraria, con un énfasis renovado en los esfuerzos para hacer cumplir la ley”.
El arzobispo de Galveston-Houston realizó una defensa cerrada de los migrantes y refugiados el pasado 9 de junio, durante el discurso de apertura de una conferencia sobre inmigración celebrada en su diócesis durante tres días y que fue organizada por varias organizaciones civiles. El cardenal criticó una nueva ley de Texas que insta a la policía local a actuar como agentes de inmigración. En este sentido, el purpurado alabó la posición del jefe de policía de Houston, que tras la aprobación de esta ley se mostró contundente y expreso de forma franca que “nadie se hace policía para detener a la gente por la calle y pedirle sus papeles”.
DiNardo mantiene que la enseñanza católica “apoya claramente el derecho de una nación soberana a garantizar la seguridad de sus fronteras y a hacer cumplir sus leyes, pero no cuando las leyes y las políticas no respetan los Derechos Humanos o no garantizan la justicia. Y, a menudo, el sistema de inmigración de Estados Unidos no cumple con ello”. Por eso, la Iglesia cree que Estados Unidos “debe continuar protegiendo a los que piden nuestra protección contra la persecución en sus tierras”.
“Como la nación más rica del mundo, somos capaces de reasentar a más de 50.000 refugiados al año”, dijo el cardenal. Sin embargo, “el proceso de seguridad para investigar a los refugiados es más estricto que para cualquier otra persona en Estados Unidos, que llega a durar hasta dos años en algunos casos”. Y añadió: “Como nación, podemos asegurar nuestra seguridad sin sacrificar nuestra humanidad”.
Por otro lado, aseguró que “estamos presenciando una crisis humanitaria en Centroamérica, en la que menores no acompañados están huyendo de la violencia de bandas callejeras; no debemos responder a esto con políticas de disuasión, sino que debemos responder con políticas de protección, para asegurar que aquellos que están en riesgo, especialmente los niños, no regresen al peligro”. Y recordó que es una responsabilidad que tienen como país y que está recogido en acuerdos internacionales.
El papa Francisco ha señalado que “los migrantes no son peones en el tablero de ajedrez de la humanidad” y ha hecho de la migración “uno de los temas de su papado”, oponiéndose a “la globalización de la indiferencia”, recordó.
La reforma migratoria pensada por los obispos se basa en que “inmigrantes indocumentados que han construido su vida en nuestro país y han sido respetuosos con la ley merecen ser reconocidos como ciudadanos estadounidenses”, dijo. “En lugar de deportar a esas personas –añadió–, debemos permitirles tener la oportunidad de ponerse legalizar su situación, para que puedan contribuir plenamente a nuestra sociedad”. Así, también subrayó que “necesitamos aumentar las vías legales para que los inmigrantes puedan llegar de una forma más segura y ordenada”.
Para concluir, señaló que la situación actual es “una encrucijada en la historia de nuestra nación”. Por lo que hay dos opciones: “abdicar de nuestra responsabilidad moral y nuestro liderazgo global en la protección de los Derechos Humanos” o “seguir siendo el líder mundial en la defensa de los valores humanitarios”. Trump elige.