El Santo Padre Francisco dio luz verde para que continúen los procesos de canonización de dos mexicanos más, que a la postre se sumarían a los 56 santos y beatos provenientes de varias entidades del país.
Se trata del ex obispo de Aguascalientes, monseñor José de Jesús López y González, y de la madre Humildad Patlán Sánchez, quien fuera Superiora General de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada Concepción, y a quienes el Pontífice reconoció formalmente sus “virtudes heroicas”.
El prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el cardenal Ángelo Amato, sometió los casos de ambos personajes a consideración del Papa, quien a su vez reconoció en ellos haber vivido la fe, la esperanza y la caridad “en grado heroico”, por lo dejan de ser llamados “siervos de Dios” y obtienen el título de “venerables”, el segundo de los cuatro pasos que implica el camino al honor de los altares.
El siguiente paso es que sean declarados “beatos”, pero para ello es necesario acreditar a cada uno un milagro obrado por Dios por su intercesión. Lo mismo se requiere para que sean reconocidos como “santos”.
Nació en el Cotón, un pequeño rancho en el estado de Aguascalientes, el 16 de octubre de 1872. Cuando tenía tres años de edad quedó huérfano de padre, por lo que su madre se tuvo que hacer cargo de él y de sus otras cuatro hermanas.
Fue ordenado sacerdote el 30 de noviembre de 1897 en Guadalajara, Jalisco, de manos del Sr. Arzobispo Pedro Loza y Pardavé. Desde el principio hasta el fin de su vida sacerdotal, ejerció su ministerio en Aguascalientes.
Fue nombrado Obispo Auxiliar de esa diócesis el 1 de julio en 1927 por el Papa Pío XII y consagrado el 30 de marzo de l928 en San Antonio Texas. Al morir el segundo obispo Ignacio Valdespino y Díaz, se convirtió en obispo titular, y gobernó hasta 1950.
Fundó varias obras para dar respuesta a las necesidades que había en la diócesis; entre ellas, el Orfanatorio Nazaret, la Escuela de Música Sacra, el Colegio Portugal y la Congregación Religiosa de Hermanas Maestras Católicas del Sagrado Corazón de Jesús, a través de la cual buscaba responder a la necesidad de educar integralmente a la niñez.
Quienes lo conocieron se referían a él como un hombre de corazón grande y bondadoso, pues estuvo atento a las necesidades de sus fieles, siendo sus mayores preocupaciones la santidad de sus sacerdotes, la formación de sus seminaristas y la educación cristiana, principalmente de los más pobres.
Tras u muerte el 11 de noviembre de 1950, se decía que si monseñor José de Jesús López había tenido algún pecado, sin duda fue el de haberse hecho amar tanto.
Nació en el rancho de la Concepción, Guanajuato, el 17 de marzo de 1895, siendo bautizada el día 27 de mayo del mismo año con el nombre de María Patricia Magdalena.
Sus primeros años de estudio los realizó en el internado de las Hermanas Carmelitas Misioneras de Santa Teresa, e ingresó a la Congregación de Hermanas Franciscanas de la Inmaculada Concepción el 17 de febrero de 1912.
Al recibir los hábitos tomó el nombre de Sor Humilde Patlán del Niño Jesús de Praga. Realizó su primera profesión el 25 de mayo de 1913.
Con mucha responsabilidad y entrega a Dios y a sus hermanas prestó los servicios de: maestra de postulantes, novicias, superiora local, vicaria general y superiora general.
Durante el primer periodo de Superiora General estalló la persecución religiosa, y con la fe puesta en Dios supo guiar a la Congregación en esos momentos difíciles.
Entre sus principales virtudes destacaba su serenidad de espíritu en las más duras penas, el amor a Dios y al prójimo como eje de su vida, su capacidad para perdonar y para convertir las tristezas en alegrías, pues consideraba que la “tristeza es causa de muchos trastornos morales, espirituales, personales y comunitarios”.
La madre Hermana Humilde Patlán Sánchez experimentó calumnias y enfermedades, soportándolas con ánimo alegre.
Fue llamada a la casa del Padre el 17 de junio de 1970 en la ciudad de Veracruz, dejando fama de Santidad entre las personas que la conocieron.