De Escuelas Radiofónicas a Escuelas Digitales

El trabajo de Acción Cultural Popular a los 70 años de su fundación

De Escuelas Radiofónicas a Escuelas Digitales

Este año se cumplirían los 70 años de la creación de las Escuelas Radiofónicas de Sutatenza, la audaz iniciativa de un párroco: José Joaquín Salcedo. Una decisión del Gobierno nacional silenció ese proyecto en 1988; su fundador murió en 1994 y, a pesar de todo, las escuelas sobreviven.

Acción Cultural Popular, ACPO, el nombre oficial del proyecto, fue la más exitosa operación de educación campesina de la Iglesia en Colombia. A través de la radio miles de campesinos dejaron atrás la oscuridad del analfabetismo, descubrieron sus aptitudes de liderazgo, accedieron a técnicas agrícolas y participaron en lo que el presidente Alberto Lleras llamó “una realidad excelente, un símbolo de lo que cada uno debiera hacer por sus compatriotas”, y UNESCO celebró por sus “notables resultados para la alfabetización de las masas, más aún, para la elevación de su nivel de vida”.

Pero lejos de permanecer en la memoria como un hecho brillante del pasado, la dinámica interna de ACPO la impulsa a sobrevivir, a pesar de todo.

ZACPO2 Hoy las escuelas radiofónicas se han transformado en Escuelas Digitales Campesinas. A través de una plataforma digital y con ayuda de un facilitador (versión siglo XXI del auxiliar inmediato del pasado) los campesinos de 50 municipios en ocho departamentos se familiarizan con los equipos digitales en un curso de iniciación. Esto estudiantes se vuelven maestros en alfabetización digital para los otros campesinos, y luego ingresan a cursos de sostenibilidad, emprendimiento, derechos humanos o comunicación.

Los contenidos de los cursos están disponibles para los campesinos en CD o USB, en audios y en cartillas. Uno de los objetivos de esta versión de las escuelas radiofónicas es la alfabetización en medios, o sea, la activación de la capacidad crítica que permite a los campesinos reaccionar frente a los contenidos de los medios de comunicación.

Esto ha hecho posible que una campesina –el caso es real– que vende flores los fines de semana en la plaza de mercado sea también estudiante de administración pública en las noches y asista los miércoles en la tarde a su escuela digital. Y así como los alumnos de las escuelas radiofónicas lideraron movimientos campesinos, hoy se valen de la tecnología digital para impulsar movimientos entre los 14 millones de campesinos del país, con el viento a favor del postconflicto.

En dos municipios, Chipaque y Garagoa, operan las sedes piloto de la red de reporteros rurales que cuentan lo que pasa en el campo, en el periódico digital El Campesino, versión de hoy del periódico El Campesino fundado en 1958.

Ni la decisión oficial de suspender la ayuda económica que permitía vivir a las escuelas radiofónicas ni la muerte de su fundador ni las tormentas sociales y políticas que han sacudido al campo pudieron silenciar las escuelas radiofónicas. Hoy reencarnan en las escuelas digitales campesinas como “un símbolo de lo que cada uno puede hacer por sus compatriotas”.

Compartir