A menos de seis meses de que se realicen las elecciones para elegir presidente, diputados y alcaldes en Honduras, y en medio de un bombardeo mediático caracterizado por la descalificación generalizada de partidos y candidatos, la Iglesia Católica ha emitido un fuerte mensaje hacia la clase gobernante.
A través de un comunicado de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social (Cáritas), la Iglesia hondureña habló de un sistema electoral arcaico, de la práctica de “pactos nefastos”, de la insensibilidad de la clase política y de la sombra de una reelección. Estos –dijo– son los cuatros “jinetes del Apocalipsis” que buscan destruir nuestra nación.
Dijo que Honduras tiene un sistema electoral obsoleto, ya que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) “sigue dando señales de parcialidad política, descalificando en nombre de la ley, cualquier asomo de participación política alterna”.
Recordó que en las elecciones primarias de marzo pasado, el TSE mostró una profunda debilidad, dando por válidas unas elecciones evidentemente fraudulentas, mientras que la clase política dejó pasar las reformas que hubieran fortalecido la institución electoral; “en su lugar, se mantuvo un sistema con muchas lagunas, pero que asegura el dominio de la clase política sobre la población y el proceso electoral”.
Sobre el sistema de pactos nefastos, Cáritas Honduras puso como ejemplo el proceso para elegir a los miembros de la Unidad de Fiscalización que monitoreará la nueva ley sobre el financiamiento de los partidos políticos, donde los nombres de estos funcionarios ya se conocían con días de anticipación, producto no de una elección, sino de los pactos que llevan a acuerdos entre los tres partidos.
Cabe recordar que las fuerzas políticas representadas en el Congreso modificaron recientemente el contenido de la ley, estableciendo no uno, sino tres comisionados, coincidiendo con el número de partidos políticos con mayor número de diputados en el Congreso.
Calificó también de preocupante la insensibilidad de la clase política, que no se inmuta frente a los casos y escándalos de corrupción, “es más –señaló– están convencidos de que el ciudadano tiene la obligación de votar por quienes ya han sido seleccionados para gobernar, independientemente de su conducta ética.
“Los partidos, haciendo caso omiso de cualquier denuncia, están llamando a sus correligionarios a votar en plancha: es una forma muy sutil de manipular, insultar, despreciar a los votantes, y convertir los procesos electorales en ejercicios para renovar o ratificar las élites políticas”.
El texto se refiere también a ‘la sombra de una reelección’: “cargaremos –dice– con un nuevo peso: la oscuridad en el proceso por introducir la figura de la reelección, que todavía no ha sido aceptada por un porcentaje alto de la población, así como la utilización de la gestión gubernamental como espacio de campaña política”.
Explicó que para la gran mayoría de los hondureños: poder, estructura, dinero y organización son instrumentos que difícilmente pueden ser derrotados, pero también se convierten en herramientas para cuestionar cualquier tipo de resultados.
Las próximas elecciones –advirtió Cáritas Honduras– “se realizarán posiblemente en medio del desánimo social y del desprecio a la política y a los partidos”; no obstante, confió en que aún es tiempo de “enderezar el rumbo de este proceso, introduciendo los cambios necesarios y pertinentes para recuperar la confianza en las instituciones rectoras de los procesos electorales, si contamos con voluntad política, conciencia ciudadana y estatura de estadistas”.
“Todavía se puede recuperar la autonomía de todos los entes del Estado, aplicar las leyes de transparencia y combate a la corrupción contra cualquier funcionario, especialmente en el Tribunal Supremo Electoral, y adecentar el mismo proceso mediante la renuncia de todas aquellas personas seleccionadas para asumir cargos en el próximo gobierno que éticamente no tienen la estatura para asumir esa candidatura”, concluyó.