España

Los atacantes de la capilla de la Universidad Autónoma pueden enfrentarse a 6 o 12 meses de prisión

  • El delito contra los sentimientos religiosos recoge penas de cárcel o el pago de una multa de 12 a 24 meses
  • El rector de la Universidad condena los hechos: “Es una muestra de intolerancia contra la convivencia”





La capilla de la Universidad Autónoma de Madrid ha vuelto a sufrir un ataque. Tan solo un año y una semana después de la profanación del 15 de junio de 2016, la historia vuelve a repetirse. Y es que parece que comienza a convertirse en una nueva tradición de fin de curso coincidente con la festividad de San Juan.

La Brigada Provincial de Información –especializada en radicalismos- y la Científica continúan investigando el ataque que tuvo lugar en la madrugada del viernes 20 de junio. Hasta el momento, sin haber identificado a los asaltantes que arrojaron un objeto prendido con la intención de quemar la capilla. No obstante, este delito contra los sentimientos religiosos no sale gratis. De hecho, los asaltantes se enfrentan a una pena de prisión de seis meses a un año o a una multa de 12 a 24 meses, tal y como reconoce el Código Penal.

Este nuevo acto violento no solo ha sido condenado por el Arzobispado de Madrid, sino también “de forma rotunda” por la propia Universidad. Así, su rector, Rafael Geresse, ha reprobado “estas muestras de intolerancia contra la convivencia universitaria, los derechos y la libertad de las personas”. Y ha añadido: “La universidad es un ámbito de debate, de tolerancia y de respeto de todas las creencias y valores de los miembros de la comunidad y de la sociedad en general”.

Capilla de la Autónoma de Madrid tras los actos vandálicos sucedidos el pasado 15 de junio de 2016

La condena del cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, no se hizo esperar tampoco y utilizó la red social Twitter para mostrar ayer su repulsa sobre lo ocurrido: “Respetemos y protejamos la libertad religiosa. Atacar lugares donde los creyentes vivimos nuestra fe menoscaba la libertad de otros”.

En el comunicado hecho público ayer por el arzobispado se indicaba que rezaban “por los responsables” y manifestaban “dolor por este tipo de actos que quiebran la verdadera convivencia en sociedad”, porque “la universidad debería ser el lugar por excelencia de búsqueda de la verdad y confrontación racional de ideas; un lugar donde siempre se defienda la verdadera libertad, cuya expresión más auténtica se manifiesta en la libertad religiosa como subraya la Iglesia y se reconoce en los Derechos Humanos”.

“La única iglesia que ilumina es la que arde”

La fachada de la capilla universitaria amaneció con una pintada utilizada con frecuencia para atacar a la Iglesia: “La única iglesia que ilumina es la que arde”. Además, una talla de san José, una puerta –que intentaron forzar sin éxito-, las paredes y el suelo han sufrido daños. La realidad es que la capilla quedará previsiblemente cerrada hasta el próximo curso, que comienza en septiembre.

En esta ocasión, no se ha encontrado panfleto alguno de ningún grupo reivindicando el acto, como si ocurriera el año pasado, cuando la Policía encontró unos escritos que justificaba el asalto: “Esta acción pretende despertar ese espíritu crítico que no quieren que tengamos y reclamar esa universidad libre que todos buscamos… No queremos una universidad que responda a los poderes económicos ni a los eclesiásticos… Por todo esto decimos que fuera las iglesias de la universidad. La lucha es el único camino”.

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