En plena arremetida de la crisis contra los más vulnerables, cuando las noticias de desalojos se agolpaban en los informativos, el entonces obispo de Lérida, Joan Piris, se presentó en una reunión que miembros de la Plataforma para Afectados por la Hipoteca (PAH) estaban manteniendo en la parroquia de Santa María Magdalena, se sentó a escuchar y, al terminar, les hizo la propuesta: ceder una parte del edificio del Seminario, que llevaba 20 años vacío, por si podía servir a sus necesidades.
Era el 7 de diciembre de 2012 y Piris –hoy retirado en su Valencia natal– no podía imaginar que en unos meses, un nuevo Papa llamaría a diócesis y congregaciones a ceder espacios en inmuebles en desuso a los más necesitados. Cuando en septiembre de 2013 viajó a Roma para mostrarle los avances del proyecto Llars del Seminari (Hogares del Seminario) a Francisco, a este le entusiasmó y animó al obispo a seguir trabajando en iniciativas sociales.
Hoy, menos de cinco años después, el proyecto es una realidad concreta de 19 pisos (uno de los cuales está reservado para familias con miembros minusválidos), para los que, desgraciadamente en una ciudad con 3.000 viviendas vacías, sigue habiendo lista de espera. Una inversión de 850.000 euros (más del 60% recaudados gracias a donativos privados) y la inagotable ilusión de una cuarentena de voluntarios han hecho posible “dar una segunda oportunidad para reorientar sus vidas” a varias familias, según señala a Vida Nueva Carles Sanmartín, presidente de la Fundación Entre Todos y para el Bien de Todos, que gestiona el proyecto.
Una cincuentena de personas, la mitad menores de edad
Desde que entraron las primeras familias a finales de junio de 2015, y con una ocupación por fases (el período de estancia va de entre uno a tres años) , ya son 20 las que han vivido en los Hogares del Seminario. Hace unos meses que dos ya han abandonado este recurso y otra acaba de hacerlo hace unos días.
En la actualidad, son 17 las familias que viven en el Seminario, en total algo más de una cincuentena de personas (la mitad, menores de edad) y la mayoría de las ellas (nueve) extranjeras, de las cuales dos están formadas por refugiados llegados de Siria y de Rusia
La estancia de estas familias es temporal y cuentan con el apoyo de una trabajadora social –la única persona contratada en este proyecto– que les hace un seguimiento y les ayuda a volver a empoderarse. Asimismo, junto con el equipo de voluntarios del Obispado, participa en el proceso de selección.
También capacitación laboral
“Lo que pretendemos es que el proyecto vaya más allá de ceder temporalmente unas viviendas. Lo que queremos es ofrecer a las familias la posibilidad de que tengan un marco desde el que reconstruirse y tener una segunda oportunidad tras la sacudida que han sufrido por la crisis económica”, señala Sanmartín.
Reconoce el presidente de la fundación que son familias que tienen un perfil laboral bajo, de difícil inserción, por lo que, encauzado el tema de la vivienda, han creado una Comisión Laboral con la finalidad de ayudarlos a capacitarse laboralmente y que puedan encontrar un trabajo y salir adelante por sí mismos.
En este sentido, están trabajando en un proyecto de inserción laboral con Cáritas en el campo de la ecología y la sostenibilidad, con la finalidad de crear algún puesto de trabajo. Recordemos que, gracias a Cáritas, más de 16.000 personas encontraron un empleo en España el año pasado.
El Obispado de Lérida ha hecho una cesión de uso del Seminario de 50 años renovables.