“27 de junio: el día en que las armas se cambiaron por las palabras”. Así calificó el presidente Juan Manuel Santos la jornada, durante el acto solemne con que, desde el municipio de Mesetas (Meta), se culminó la dejación de armas individuales de las FARC.
Miembros de diversas iglesias asistieron a la ceremonia. Entre ellos estaba monseñor Luis Augusto Castro, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, quien, junto al jesuita Francisco de Roux, sirvió de testigo del almacenamiento de material bélico en contenedores salvaguardados por la ONU.
En otras partes del país se encontraban el padre Octavio Correal Salazar, ortodoxo, y el pastor Luis Alberto pardo cubillo, de Casa sobre la roca, quienes también asumieron funciones de veeduría, desde zonas veredales en Cesar y Putumayo.
“No le fallamos a Colombia, hoy dejamos las armas”, señaló en el marco de su discurso Rodrigo Londoño, comandante en jefe de las FARC. Y aclaró: “este día no termina la existencia de las FARC (…) ponemos fin a nuestro alzamiento armado y continuamos nuestra movilización por vías exclusivamente legales, sin armas y pacíficamente”.
Londoño pidió a los colombianos salvaguardar los acuerdos de paz y exigir su implementación. Criticó que después de varios meses todavía no existan garantías para la libertad de los presos políticos de las FARC, quienes ya deberían haber salido de las cárceles. Fue enfático al afirmar que “los acuerdos son sagrados” y que “se firman para cumplirlos”. La paz, según el excombatiente, supone más que el silencio de los fusiles; pasa por la materialización de lo pactado en materia de desarrollo rural y garantías de participación política.
“No dejemos perder este momento”, expresó el presidente en su discurso, haciendo alusión al desafío que tienen los acuerdos para avanzar entre los debates que se desarrollan en el congreso de la república.
Alexislei, una de las bebés que han nacido después del cese definitivo del fuego, subió al escenario en brazos de sus padres, hasta ayer guerrilleros, desde hoy “militantes de la esperanza del pueblo”, según manifestó Rodrigo Londoño. Según reflexionaba semanas atrás el padre Dario Echeverri, de la Comisión de Conciliación Nacional, así de frágil, como un recién nacido, son la paz en Colombia y la esperanza en su concreción definitiva.