Apenas seis horas después de que su vuelo tomara tierra en Roma, el arzobispo de Barcelona –a partir de mañana, también cardenal- se sometía a un tercer grado ante los periodistas. Resolvió como es habitual en él. Con naturalidad y simpatía. Con llamada de teléfono incluida en medio de la rueda de prensa. “No creo que sea el Papa”, bromeó.
A menos de 24 horas de recibir la birreta, Juan José Omella no se muestra nervioso. “Estoy procurando conservar la calma”, confesó, si bien dijo que su única arma “son unas cuantas horas de oración. Es el Señor el que serena y fortalece, es el que me alienta en el camino a seguir”.
El nuevo purpurado se mostró agradecido por la respuesta de los 700 fieles barceloneses que se han desplazado hasta Roma, pero especialmente a sus paisanos de Creta, su pueblo natal: “Lo están viviendo con murcho orgullo, es la primera vez que el pueblo tiene un cardenal”.
Diálogo para Cataluña
Con estos sentimientos, repasó alguno de los temas de actualidad nacionales y eclesiales. Preguntado por el desafío catalán, remitiéndose al último documento publicado por la Tarraconense, invitó a todas las partes a “avanzar por el camino del diálogo. El diálogo es fundamental en una familia, en la sociedad y en la política”. De esta manera, hizo un llamamiento para “evitemos la confrontación. Evitemos el enfrentamiento de unos y otros, trabajemos por el bien común. Esto debemos mantenerlo por encima de los pensamientos personales, de grupo o políticos”.
“Este es el mensaje que lanzamos desde la Iglesia”, expuso el arzobispo de Barcelona, que añadió: “Otra cosa es que nos puedan necesitar o nos puedan pedir ayuda. De mediadores podemos hacer en la medida en que podamos o nos lo pidan”.
Defensa de Francisco
En relación a Amoris laetitia, destacó el trabajo pedagógico que se viene haciendo en la archidiócesis de Barcelona. Sobre la acogida a los divorciados, apuntó que “se trata de acompañar a las personas” y defendió que “no todo es blanco o negro”.
Omella se vestirá mañana de púrpura, semanas después de que de nuevo el grupo de cardenales disconformes con la exhortación apostólica denunciaran públicamente que no han sido recibidos por Francisco. “A mí me gustaría que cuando los cardenales, que no dejan de ser consejeros del Papa, tengan alguna discrepancia con él, se lo hagan saber directamente. No veo que de ello se haga una pelea pública”, reflexionó.
Además, añadió que “la obediencia al Papa que se pide a los cardenales no deja de ser un caminar con él. No me parece adecuada ni edificante esas actitudes para el Pueblo de Dios”.
Las familias y los jóvenes
En cuanto a los retos que afronta la Iglesia hoy, precisamente subrayó la pastoral familiar: “La familia es la célula básica de la sociedad. En Europa está atravesando una crisis. Todo lo que sea ayudar, apoyar y favorecer la unidad familiar y las relaciones padres-hijos, me parece fundamental”. Otra de los asignaturas pendientes que puso sobre la mesa son los jóvenes: “Están pasando momentos difíciles, ante la falta de trabajo, la búsqueda del sentido de su vida… El futuro de la sociedad y de la Iglesia está en ellos”.
Por último, el obispo español experto en pastoral social citó el capítulo IV de Amoris laetitia para reivindicar que “toda acción evangelizadora de la Iglesia vaya ligada a las obras. Si amo a Dios a quien no veo y no amo al hermano al que veo…”.