El papa Francisco ha enviado un mensaje a la 40ª Conferencia General de la FAO que ha comenzado en la mañana de hoy lunes 3 de julio en su sede de Roma. El encargado de transmitir el contenido del texto ha sido el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, que, además, ha anunciado que el propio Papa visitará esta institución de Naciones Unidas el próximo 16 de octubre, con motivo de Jornada Mundial de la Alimentación, dedicada este año a ‘Cambiar el futuro de la migración’.
El Papa ha enviado a la asamblea de la FAO una “palabra de estímulo y apoyo”, porque, como los estados, también el Vaticano busca “favorecer no un simple progreso u objetivos teóricos de desarrollo, sino una real erradicación del hambre y de la malnutrición”.
“No basta la intención de asegurar a todos el pan cotidiano, sino que es necesario reconocer que todos tienen derecho a él y que deben por tanto beneficiarse del mismo”, reclama el Pontífice, que pide que “se considere cada día que el derecho de cada persona a ser liberada de la pobreza y del hambre depende del deber que tiene toda la familia humana de ayudar de forma concreta a los necesitados”.
Según Francisco, “no podemos permanecer únicamente preocupados o acaso solo resignados”. El Papa ha denunciado que “las guerras, el terrorismo, los desplazamientos forzados de personas que cada vez más impiden o, al menos, condicionan fuertemente incluso las actividades de cooperación, no son fruto de la fatalidad, sino más bien consecuencia de decisiones concretas”.
Como gesto, el Papa ha querido ha querido unirse “con una contribución simbólica al programa de la FAO para proveer de semillas a las familias rurales que viven en áreas donde se han juntado los efectos de los conflictos y de la sequía. Este gesto se suma al trabajo que la Iglesia viene realizando, según su vocación de estar de parte de los pobres de la tierra y acompañar el compromiso eficaz de todos en favor suyo”, ha expresado.
Bergoglio ha señalado que las metas de la Agenda para el Desarrollo 2030 de la ONU son un “objetivo impostergable”, aunque “solo un esfuerzo de auténtica solidaridad será capaz de eliminar el número de personas malnutridas y privadas de lo necesario para vivir”, ha advertido, definiendo esto como “un reto en el que también la Iglesia se siente comprometida en primera línea”.
El Pontífice ha deseado que la FAO no haga “solo una contribución técnica para aumentar los recursos y para distribuir los frutos de la producción, sino también el signo concreto, a veces único, de una fraternidad que les permite confiar en el futuro”.