En abril del 2016, en el marco del “Congreso sobre el abuso sexual en el entorno escolar, social y eclesial”, organizado por la Facultad de Psicología de la Universidad Anáhuac Campus Sur, se anunció la creación del centro de atención Reparare, para investigar las causas que propician el abuso sexual en menores, y asesorar a instituciones con las mejores prácticas de prevención.
A poco más de un año de aquel anuncio, este centro se encuentra prácticamente listo para cumplir su misión, en un país en el que los delitos sexuales van en ascenso. Y es que, de acuerdo con el Sistema Nacional de Seguridad Pública, tan solo en 2016 se denunciaron casi 30 mil casos nuevos de posibles delitos sexuales en el país, comparado con las 27 mil denuncias registradas en el 2015.
En entrevista para Vida Nueva Digital, la maestra Rosa Zapién, responsable del proyecto Reparare, explicó que si bien el centro se encuentra todavía en proceso de implementación, ya se trabaja en tres líneas concretas de acción.
Dijo, que en México hay muchas campañas de prevención, pero cuando los afectados buscan recibir atención en el sector salud, por desgracia no se cuenta con especialistas en el ámbito terapéutico para poder atenderlos, pues para ello se necesita una capacitación muy específica, y en eso Reparare puede aportar sustantivamente, pues como centro de investigación, genera la posibilidad de diálogo y sinergias con otras instituciones que buscan dar un tratamiento profesional a quienes han sufrido este tipo de agresiones.
Refirió, que la primera línea de acción en la que trabaja Reparare es la prevención y capacitación, a través de jornadas de formación en escuelas, tanto públicas como privadas, en las que se concientiza a los padres de familia, profesores y alumnos sobre las medidas básicas de prevención para evitar el abuso sexual.
A nivel institucional –añadió– también hemos tenido sesiones de capacitación a los encargados de “Ambientes Seguros” de la Red de Colegios “Semper Altius”, con un enfoque más testimonial, lo cual les ha permitido conocer las secuelas del abuso sexual y cómo debe ser el camino de la reparación.
La segunda línea de acción –señaló la especialista– es la atención a víctimas. Actualmente, se trabaja en la implementación de un taller para terapeutas –que iniciará el año que entra– a fin de formar un equipo profesional mediante el modelo de Reparare, el cual es integrativo y terapéutico desde un lugar personalizador, ya que tiene como base una visión completa de la persona.“Esto hace la diferencia entre la atención que se pretende brindar desde nuestro centro y la que ya ofrecen otros centros de atención a víctimas”.
En cuanto a la tercera línea de acción, ésta tiene que ver con la capacitación, en materia de prevención, detección y atención, de personas que trabajan en el ámbito eclesial. “Se ha diseñado un taller que se impartirá en un primer momento a los formadores de las escuelas apostólicas de la Legión de Cristo, el cual no toca sólo el tema de abuso sexual, sino que también profundiza en la parte afectiva, emocional y sexual de las personas, “pues sabemos que la formación es la mejor prevención”.
Para la maestra Rosa Zapién, hoy en día sí es posible sanar completamente tras sufrir un abuso sexual, siempre y cuando la persona se someta a un tratamiento completo, es decir, desde varios ámbitos.
“Hay tratamientos que se quedan cortos porque no trabajan con áreas que también han sido lastimadas y que requieren atención. El modelo de Reparare quiere ser integral porque trabaja con la dimensión corpórea, psíquica y espiritual de la persona, tres campos en los que el abuso sexual hace estragos”, dijo.
En este sentido, habló de la importancia de reconstruir la imagen del propio cuerpo y la valoración del mismo, porque ha sido lastimado; “también es importante contactar y resignificar emociones y experiencias que se fueron teniendo, por ejemplo, de culpa o de vergüenza”.
Para la especialista, la parte espiritual también es fundamental, pues por lo general se da una ruptura con Dios, “ya que la persona que ha sufrido las agresiones siente que Dios no la cuidó, porque a veces el abuso sucede con figuras que representan paternidad, cuidado y confianza, como puede ser el padre de familia, el tío o el sacerdote”.
Dejó en claro: “Si la persona está dispuesta a sanar, que es lo más importante, y camina por un tratamiento integrativo, donde pueda reparar estas tres principales dimensiones, la sanación es posible”.
Sobre el tiempo de recuperación, aseguró que es difícil calcular porque depende de varios elementos, como la incidencia, el tiempo que duró el abuso, la manera en que le afectó, las áreas que fueron dañadas, la personalidad y la historia de la persona, y otros factores familiares que pueden convertirse en una fortaleza o debilidad de cara a la recuperación.
“Yo he visto recuperaciones breves, incluso en cuatro meses, pero había elementos muy favorables. Hay otros casos que duran más tiempo, pero pueden ir en promedio de seis meses a dos años, según la experiencia que tengo”.
Por último, la maestra Rosa Zapién explicó que Reparare ya está en redes sociales y cuenta con la página web www.reparare.com.mx a través de la cual las personas interesadas pueden encontrar artículos de investigación, eventos de interés y entrar en contacto para recibir la ayuda terapéutica necesaria.