El nuncio apostólico informó que avanza el proceso que llevaría a los altares la memoria del antiguo obispo de Arauca
La frase es del nuncio Ettore Balestrero y fue pronunciada hoy, en el marco de la asamblea del episcopado colombiano.
El antiguo obispo de Arauca fue asesinado por miembros del Ejército de Liberación Nacional en 1989. En la actualidad su vida y su muerte son examinadas por parte de la Congregación para las Causas de los Santos. Según informó el embajador de la Santa Sede en Colombia, durante su última reunión todos los miembros del dicasterio vaticano dieron su visto bueno para que avance el proceso con el que se busca que la memoria de monseñor Jaramillo llegue a los altares.
La figura del prelado sigue siendo un referente para la Iglesia de Arauca, una de las jurisdicciones con mayores desafíos por delante, debido a la situación de orden público que vive la región.
Monseñor Jaime Muñoz, actual obispo, hace parte de un grupo de prelados colombianos encargados de facilitar el diálogo que por estos días se desarrolla en Quito, Ecuador, entre el ELN y el Gobierno nacional. El episcopado ha estimulado que, con ocasión de la visita del papa Francisco a Colombia, sea declarado un cese bilateral entre ambas partes.
Como condición en relación con lo anterior, la guerrilla exigió, entre otras cosas, que se tomen medidas frente a los mandos de la fuerza pública que, según afirman, están aliados con el paramilitarismo; que haya garantías de respeto a los derechos de las personas que militan en movimientos sociales y que se solucione la situación de inhumanidad en las cárceles. Juan Camilo Restrepo, negociador por parte del Gobierno, ha insistido en la necesidad de que el ELN deje de secuestrar.
De avanzar las negociaciones, el proceso de paz iniciado con las FARC se completaría con la agenda de lo que llegue a pactarse con el ELN. De ser así, la violencia que le quitó la vida al antiguo obispo de Arauca hace más de 25 años estaría cada vez más cerca de conjurarse.