El papa Francisco se ha sumado, con un vídeomensaje, al III Congreso Internacional de la Fundación Scholas Occurrentes, que se ha celebrado desde el domingo en la Universidad Hebrea de Jerusalén. La institución, que busca difundir la cultura del encuentro entre los jóvenes de todo el mundo, fue una iniciativa que nació en 2001 impulsada por el arzobispo Bergoglio en Buenos Aires.
En su mensaje, el papa se ha dirigido a los “jóvenes y adultos de Israel, de Palestina y de otras partes del mundo, de diferentes nacionalidades, credos y realidades” participantes en este congreso. A ellos les ha recordado que “todos respiramos el mismo aire, todos pisamos la misma tierra, nuestra casa común”.
“Ustedes mismos, desde sus diferencias, lograron unidad. No se los enseñó nadie. Lo vivieron”, ha constatado el pontífice que se ha referido a la mirada a los ojos de los demás como expresión del encuentro: “En la desnudez de la mirada no hay respuestas, hay apertura. Apertura a todo lo otro que no soy yo. En la desnudez de la mirada nos volvemos permeables a la vida”.
El encuentro que da sentido
En el encuentro, ha subrayado Francisco, se encuentra el sentido: “La vida no nos pasa de largo. Nos atraviesa y nos conmueve y esa es la pasión. Una vez abiertos a la vida y a los otros, al que tengo al lado, se produce el encuentro y en ese encuentro se da un sentido. Todos tenemos sentido. Todos tenemos un sentido en la vida”.
Para el papa, “ninguno de nosotros es un no. Todos somos sí, por eso cuando encontramos el sentido es como si se nos ensanchara el alma. Y necesitamos ponerle palabras a este sentido”.
Y es que, continúa el papa en su reflexión, descubierto el sentido “nos desborda” y“necesitamos celebrarlo”. “Necesitamos la fiesta, como expresión humana de la celebración del sentido. Entonces encontramos el sentimiento más profundo que se puede tener”, ha señalado Francisco haciendo referencia a la tarea de Scholas en el campo educativo: “La educación que nos abre a lo desconocido, que nos lleva a ese lugar en el que todavía no se separaron las aguas. Libre de prejuicios. Es decir libre de juicios previos que nos bloquean, para desde allí soñar y buscar nuevos caminos”.
“Los adultos no podemos quitarle a nuestros niños y jóvenes la capacidad de soñar, ni de jugar, que en cierta manera es un soñar despiertos. Si no dejamos que el niño juegue es porque nosotros no sabemos jugar y si nosotros no sabemos jugar no entendemos ni la gratitud, ni la gratuidad, ni la creatividad”, ha clamado el papa en el vídeo.
Por ello, Bergoglio ha invitado a escuchar las esperanzas de los jóvenes porque “un sueño cuando es compartido se convierte en la utopía de un pueblo, en la posibilidad de crear una nueva manera de vivir”. Algo que se expresa en el encuentro de culturas, frente a “este mundo que le teme al diferente, que a partir de ese temor a veces construye muros que terminan haciendo realidad la peor pesadilla que es vivir como enemigos. ¡Cuánto necesita este mundo salir a encontrarse!”, ha denunciado el papa.