Siete de cada diez hogares no perciben todavía los efectos de la recuperación económica. Lo dice el último informe FOESSA y lo recalcan, a modo de denuncia, los 70 delegados de Cáritas en la declaración final de la 74ª Asamblea General de Cáritas Española, celebrada los días 30 de junio y 1 de julio en El Escorial (Madrid). Cuando se cumplen 70 años de la creación de la institución, reafirman “un ser y hacer de Cáritas comprometidos con la caridad y la justicia social”.
“Nos preocupa que se consolide en la ciudadanía la idea de que la pobreza es algo natural”, reclama la nota. Y añade: “También el hecho escandaloso de que millones de personas permanezcan por debajo del umbral de la pobreza, acuciadas por las condiciones de precariedad y abocadas a un futuro lleno de incertidumbres, forme parte del paisaje inevitable de la cuarta economía de la zona euro”.
Por otro lado, sostienen que “esta demanda de avanzar en la opción preferencial y evangélica por los pobres es un mandato que nos lanzan tanto nuestros obispos como las personas que acompañamos y la amplia base social de voluntarios, socios y donantes que hacen posible la misión de Cáritas como servicio organizado de la caridad dentro de la Iglesia”.
Y frente a un futuro marcado por la desesperanza, Cáritas ofrece seis soluciones para borrar la pobreza:
Esta denuncia es “expresión de una Iglesia auténticamente samaritana”. Y es que “no podemos desarrollar una acción de acogida y acompañamiento a las personas excluidas sin esforzarnos, al mismo tiempo, por añadirle las exigencias de la denuncia, la transformación de la realidad y la opción por la justicia social”, señalan en la nota. Además, indican que su misión no es coyuntural, porque “el único contrato suscrito por Cáritas es el de la lucha contra la pobreza y la defensa de la dignidad de las personas”.
Al mismo tiempo, apuntan que desde su experiencia y “desde la misericordia inspirada en las realidades de frontera donde intervenimos, asumimos el riesgo de incomodar, de ser ‘piedra de escándalo y signo de contradicción’, de ser desacreditados por asumir la misión de ser testigos del Evangelio y compañeros de los pobres”, como lo son especialmente los más de 84.000 voluntarios “que ponen su vida y sus anhelos en compartir ese camino”.
La Asamblea estuvo presidida por vez primera por el nuevo obispo responsable, Jesús Fernández, auxiliar de Santiago de Compostela; y por Manuel Bretón, presidente de la institución, ambos designados este mismo año.