México

La Virgen de Guadalupe ha sido nuestra protectora: Las Patronas

  • Ella nos ha mostrado lo que es servir a los demás y a recibir bien a cada migrante, pues vemos en ellos a nuestros hijos: Norma Romero Vázquez





En representación del grupo de 15 mujeres, conocido como Las Patronas, quienes durante 22 años han ayudado a migrantes con alimentos y asistencia, Norma Romero Vázquez recibió el galardón “Corazón de León”, que otorga la reconocida Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) de la Universidad de Guadalajara.

En entrevista para Vida Nueva Digital México, Romero Vázquez explicó que el nombre de Las Patronas se debe a que la localidad donde viven, en el estado de Veracruz, se llama Guadalupe, “en honor a la Virgen de Guadalupe, la patrona de América, y quien ha sido nuestra protectora todos estos años”.

“Con ella nos hemos identificado –añadió–, pues  ha hecho que trabajemos en unidad; también nos ha mostrado lo que es servir a los demás, y a recibir bien a cada migrante, pues vemos en ellos a nuestros hijos; como mujeres, creemos que tenemos el deber de aportar todo lo que ella ha compartido con nosotras durante este tiempo en que hemos realizado esta labor”, agregó.

Romero Vázquez inició a los 21 años, junto con otras mujeres, la repartición diaria de raciones de comida a los migrantes que viajan rumbo a Estados Unidos sobre el tren de carga conocido como “La Bestia” y pasan por su comunidad, ubicada en el municipio de Amatlán de los Reyes, Veracruz.

Esta labor las hizo merecedoras en el 2013 del Premio Nacional de Derechos Humanos y del Premio Sergio Méndez Arceo.

“Corazón de León”

El pasado martes 4 de julio, Las Patronas también recibieron el “Corazón de León”, la máxima distinción que otorga la FEU. Al referirse a este galardón, Romero Vázquez consideró que, más que un premio, representa un mayor compromiso no sólo con los migrantes, sino también con la sociedad civil y los estudiantes: “este reconocimiento nos hace ver que ahora son los jóvenes los que voltean su mirada hacia nuestra labor; en ellos está el cambio, y es por eso que debemos apoyar sus ideales, sus sueños, porque el país depende de ellos”.

Romero Vázquez dijo que el premio “Corazón de León” realmente es para Dios porque “él fue quien nos dio este servicio, es él quien nos ha llevado adelante; para nosotras, cada reconocimiento es un ‘sigan adelante, sigan como van, van bien’; él nos ha guiado, nos ha llevado por el buen camino; estos reconocimientos son regalos de parte de él”.

Por su parte, el secretario de Cultura de la FEU, Ernesto Gutiérrez, explicó que el premio “Corazón de León” –que representa la solidaridad de los estudiantes con las personas que están contribuyendo constructivamente hacia el entorno social–, se entregó por primera vez en 2011 al poeta Javier Sicilia.

En esta ocasión –indicó– se decidió otorgar el galardón a Las Patronas por “el valor moral incuestionable que hace este grupo predominantemente de mujeres con un sector que quizá se podría considerar uno de los más vulnerables del país porque, debido a su condición, la gente les da un trato inhumano, incluso con discriminación y violencia; se han llegado a registrar casos en los que se les secuestra para el tráfico de órganos”.

Consideró que ante “una situación tan alarmante, el hecho de que alguien, de manera voluntaria, haga un acto de generosidad y vaya escalando tanto, evidentemente es importante reconocerlo, sobre todo por el impacto que tienen en cada uno de los migrantes que pasa por su localidad, incluso hasta salvarle la vida; cuando hay mujeres que hacen eso en el país, hay que reconocerlas y ser solidarios con ellas”.

El sufrimiento llama

Romero Vázquez recordó que años atrás el tema de la migración no era algo de lo que se hablara en su familia, “pero al escuchar el llamado de estos hermanos provenientes de Centroamérica, supe inmediatamente que era algo muy grave que debía preocuparnos a todos los mexicanos”.

Explicó que todo comenzó hace más de dos décadas cuando varias mujeres campesinas, al ver que tenían un poco de tiempo libre después de atender sus quehaceres como jefas de familia, decidieron emplearlo en algo productivo, como servir a los demás: “fue así como entramos en esto, sin saber a lo que nos llevaría este trabajo, que hasta ahora lo seguimos haciendo sólo por amor al prójimo, porque eso es lo que hasta ahora nos ha mostrado Dios en este servicio”.

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