La presidenta de Chile anunció el Plan Araucanía y pidió perdón “por los errores y horrores que ha cometido o tolerado el Estado en nuestra relación con ellos”.
La presidenta Michelle Bachelet quiso dar máxima solemnidad a su anuncio del Plan Araucanía en el Palacio de La Moneda. Sobre todo porque incluyó un gesto histórico: “Quiero solemne y humildemente pedir perdón al pueblo mapuche por los errores y horrores que ha cometido o tolerado el Estado en nuestra relación con ellos”, dijo. Y admitió que las “medidas de reconocimiento y desarrollo impulsadas hasta ahora han sido insuficientes”. Además, reconoció “el dolor y las pérdidas que han afectado a todas las demás víctimas de la violencia rural en la región”, y pidió perdón “por aquellas veces que como Estado no supimos asegurar la paz ni proteger su integridad”.
“Hemos fallado como país”, agregó, al tiempo que invitó “a todos y todas a cambiar la mirada respecto de la relación del Estado chileno con sus pueblos originarios”.
Este fue el gesto central de la ceremonia en la que entregó ese Plan elaborado en base al Informe entregado el 23 de enero pasado por el obispo de Temuco, Héctor Vargas, en su calidad de presidente de la Comisión Asesora Presidencial, del cual Vida Nueva dio cuenta en su edición número 96 del 19 de febrero. Esta vez, la presidenta anunció que “las iniciativas que hoy les presento son un conjunto de medidas concretas e innovadoras”. Entre éstas, por ejemplo, anunció suma urgencia para tramitar los proyectos de Ley que crean el Ministerio de Pueblos Indígenas y Consejo de Pueblos Indígenas. “Crearemos un Comité Interministerial para que actualice el catastro de tierras y aguas indígenas”, informó. En su discurso reconoció que “la Araucanía es la región con mayor pobreza de Chile, y ella tiene sobre todo rostro indígena. Eso tiene que cambiar”, al tiempo que dijo valorar “el gran trabajo de la Comisión que presidió Héctor Vargas y el de cada uno de sus integrantes”.
El presidente de Paz en la Araucanía y directivo de la Asociación de Víctimas de la Violencia Rural en la región, Juan de Dios Fuentes, dijo al periódico digital El Líbero que “hay que reflexionar cómo se genera esta supuesta propuesta. Me parece un triunfo tremendo de todo el mundo indigenista”. Y agregó: “el reconocimiento constitucional es un error porque somos una sociedad muy distinta a otros países en que se ha generado este tipo de instancias. Somos un país que viene de la diferencia, entonces si se le reconoce a uno habrá que reconocerlos a todos y en definitiva ese va a ser un primer paso para lo que viene después, que probablemente va a ser pedir territorio y autonomía”.
Por su parte el werkén del Consejo de Todas las Tierras, Aucán Huilcamán, expresó que este perdón “no tiene efecto alguno. Por su característica, es simplemente para la autocomplacencia de la jefa de Estado y de esta manera seguir omitiendo su responsabilidad en el crimen de lesa humanidad cometido contra el pueblo mapuche y la confiscación de su territorio y recursos”.
“Un perdón efectivo y sincero –agregó el werkén–, debió ser resultado del esclarecimiento histórico de la Araucanía y del pueblo mapuche. Paralelamente, debió haber incluido un programa de resarcimiento e indemnización a las víctimas por el daño causado”, concluyó.
Aún más dura fue la crítica del escritor y periodista mapuche Pedro Cayuqueo quien acusó: “constituyen el perfecto resumen de su errática política de gobierno con los pueblos indígenas”. Criticó, además, que “tampoco se refirió Bachelet a las graves violaciones de derechos humanos contra comunidades, familias y niños mapuche, las otras víctimas olvidadas del anuncio. Una omisión incomprensible”.
“Pero hay un tema más de fondo con el perdón –señaló–; la ausencia total de medidas reparatorias por el daño causado. Y es que tal como advirtieron dirigentes mapuche, el pago de la denominada deuda histórica no figuró por ningún lado en el anuncio presidencial”, concluyó.
El dirigente político mapuche, Diego Ancalao, reconoce: “sin duda, se agradece el gesto de la mandataria de pedir perdón. Seguramente a los partidos de derecha esa reacción les causará resquemor, pero lo necesario es, al menos, partir aceptando que hay temas pendientes, no resueltos y frente a los que cabe pedir disculpas, pedir perdón como lo hizo la Presidenta”.
Al mismo tiempo, manifestó: “llama la atención que, una vez más, al igual que los anteriores gobiernos de la Concertación y de la derecha, nada se diga sobre la autonomía del pueblo Mapuche, como si se tratara de un tema olvidado y no lo es. Debe haber un reconocimiento constitucional, a través de un estatuto legal, que regule el funcionamiento autónomo en el territorio mapuche y una estructura que le de representación, un Parlamento Mapuche de acuerdo a identidades territoriales”. Y concluye: “ésta no es una simple idea, es un compromiso que adquirió el Estado de Chile cuando ratificó la declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU, que en sus artículos 3, 5, 20, 21 y 22 habla, claramente, del derecho a ejercer libremente su autonomía política, cultural y económico, de acuerdo a su propia cosmovisión o crear nuevas instituciones, para lo cual el Estado debe asegurar ese ejercicio”.
Constituye un avance
Estas discrepancias muestran la polaridad que se vive en La Araucanía, aprovechada por grupos extremos que mantienen un angustioso clima de violencia. Habrá que ver cómo el aparato del Estado empieza a implementar el Plan Araucanía y hacer realidad sus promesas.
Finalizada la ceremonia, el obispo Vargas respondió consultas de la prensa, aclarando que se necesita conocer la totalidad de las propuestas de la Presidenta para hacerse una idea acabada de este Plan. “En varios temas sensibles, constituye un avance que es importante valorar. Tan importante como esto es el proceso que sigue”, expresó.
Respecto a la petición de perdón hecha por la Presidenta, el obispo manifestó que hay que valorarlo “en toda su grandeza y que tiene que ver con las políticas de reconocimiento, sin lugar a dudas. Creo que faltaba este gesto, esto puede ser muy alentador para todos nosotros y el inicio de un camino que puede llegar a una auténtica justicia.”