“Si usted quiere devolverle a Venezuela su plena institucionalidad democrática, es urgente retirar la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente”. Sin paños calientes. Esta es la petición que los arzobispo y obispos de Venezuela han hecho llegar al presidente Nicolás Maduro, fruto de la 108ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal.
A través de una carta enviada ayer, los pastores de la Iglesia católica venezolana dan un paso al frente para solicitar al líder bolivariano, no solo que cese en su empeño de la Constituyente, sino que le exigen otras dos medidas para “resolver la grave crisis de escasez alimentaria, de medicinas y de inseguridad que está causando incontables víctimas”.
La misiva cuenta con la firma de toda la cúpula del Episcopado venezolano, que encabeza el presidente y arzobispo de Cumaná, Diego Rafael Padrón Sánchez, a la que se suman las rúbricas de José Luis Azuaje, Mario Moronta, Victor Hugo Basabe, Jorge Urosa y Baltazar Porras.
Así, por un lado reclaman a Maduro que reconozca “la autonomía de todos los poderes públicos y trabajar conjuntamente con ellos, particularmente con la Asamblea Nacional y la Fiscalía General”. Por otro lado, le instan para “asumir e implementar los acuerdos que se alcanzaron en primera ronda de diálogo con la oposición”.
Para evitar que el Gobierno intente deslegitimar a los prelados, como anteriores ocasiones, apuntando que no trabajan según las líneas marcadas por el Papa, los obispos señalan expresamente en la cara que “Francisco ha estado siguiendo con gran preocupación la situación” y recopilan algunos de los mensajes enviados por Bergoglio en los que se reitera el impertativo de acabar con la violencia a través de soluciones negociadas, la necesidad de “cumplir los acuerdos alcanzados” y la premisa de encontrar “una solución democrática”.
Tras exponer estos textos, los obispos retiran al presidente su “disposición de ponernos al servicio del encuentro y de la reconciliación entre todos los venezolanos”. Eso sí, subrayan que ha de hacerse “por el camino que señala el Santo Padre Francisco”.
Esta misiva dirigida directamente a Nicolás Maduro supone un salto cualitativo dado por los obispos venezolanos con respecto a las anteriores advertencias que habían realizado en público y los documentos de anteriores reuniones en las que ya habían alertado de la situación de emergencia del país.