Con mensajes como: “Migrar no es un delito, hacer emigrar sí”, “Todos somos humanos”, “Saber de dónde vengo sin saber a dónde voy”, “Tu camino empieza sin límites”, “Mis alas y mis sueños rotos” o “Cuando encuentres un migrante dale la mano, es tu amigo, no tu enemigo”, un grupo de migrantes expuso sobre un peculiar muro la difícil situación que viven en su intento de alcanzar el llamado “sueño americano”.
Esta obra se exhibe en el Museo Laberinto de las Ciencias y las Artes de San Luis Potosí, gracias a la colaboración de la Casa de la Caridad Hogar del Migrante (CCHM), dirigida por el padre Rolando Maldonado Salas, y perteneciente a la Cáritas diocesana, con la finalidad de concientizar a los visitantes sobre el drama migratorio.
En entrevista para Vida Nueva Digital México, Geraldine Estrada Rivera, coordinadora de Programas de Cáritas San Luis Potosí, señaló que cada primer jueves de mes el museo organiza una noche astronómica en la que participan más de 500 personas, por lo que se aprovechó el contenido de las conferencias y los videos que se exhibieron, sobre la migración de las mariposas, para hacer conciencia en los visitantes de que también los seres humanos emigran.
Explicó que los directivos del museo tuvieron la idea de invitar a participar a la población que en ese momento se encontraba en la casa del migrante, con la finalidad de dejar plasmado en un muro sus vivencias, e interactuar de esta manera con los visitantes, haciéndolos conscientes de su difícil situación.
“Aceptamos la invitación, pues la idea nos pareció muy buena, ya que este muro les daría la oportunidad de ser escuchados, generar empatía y abrir un diálogo para romper la mala imagen que en ocasiones tiene la gente de los migrantes”.
Acudieron a la cita 13 migrantes de diferentes nacionalidades: hondureños, salvadoreños y guatemaltecos, así como voluntarios de la Ibero León –quienes viven en el albergue haciendo su Servicio Social–, un seminarista haitiano, y la coordinadora y la administradora de la CCHM.
“Decidimos iniciar el evento con la frase: ‘No sólo las mariposas emigran, los seres humanos también’, para que los visitantes comenzaran a cuestionarse y pudieran entender mejor el desafío que implica la movilidad humana”.
Finalmente, los visitantes se mostraron muy interesados en el muro, y además de conocer de cerca el fenómeno, pudieron darse cuenta tanto del talento de los migrantes, como del amor que sienten por su patria, “aunque ésta no les haya dado la oportunidad de crecer”.
Geraldine Estrada aseguró que un gran porcentaje de la población de San Luis Potosí conoce “en carne propia” los efectos de la migración, ya que muchas familias han experimentado la partida de alguno de sus miembros o de personas cercanas.
Explicó que desde hace varios años el Museo Laberinto de las Ciencias y Artes organiza una “posada” para la población que se encuentra en la CCHM, la cual consiste en un recorrido guiado por todas las salas, una película en tercera dimensión, comida, pastel y piñatas. “Los migrantes se sienten respetados e incluidos, pues muchos de ellos aseguran nunca haber tenido acceso a un museo de este tipo”.
Una Iglesia involucrada
Aseguró que la Iglesia en San Luis Potosí se ha sentido interpelada, y busca responder al fenómeno de la migración, sobre todo la que proviene de centroamericana. “La comunidad de la Iglesia diocesana se involucra de una manera muy activa en las diversas acciones que se requieren para lograr este objetivo”, dice.
De esta manera, la Iglesia en la entidad trabaja de la mano con grupos juveniles, escuelas, autoridades civiles, entre otros, fomentando siempre una cultura de inclusión. “Propagamos el Evangelio que nos llama a amarnos unos a otros sin distinción de credo, nacionalidad o situación, logrando así el principio básico de tender puentes de solidaridad humana y cristiana”.
Geraldine Estrada Rivera consideró que en la atención al migrante es fundamental nutrir y fortalecer el espíritu, pues los recorridos largos y tortuosos que realizan no se los permite. “Por eso mismo, en la CCHM se les ofrecen momentos de oración y la Eucaristía, donde también participan los vecinos del barrio”.
A nombre de la Iglesia potosina, lanzó una invitación a los organismos e instituciones a sumarse a esta labor de inclusión, “un auténtico signo de los tiempos, pues todos, andando juntos en el camino de la esperanza, ya no seremos extranjeros, sino ciudadanos ejerciendo el derecho a migrar”.