¿Por qué Leo Messi y Antonella Roccuzzo no se casaron por la Iglesia? El pasado 30 de junio tuvo lugar la boda por lo civil. Ambos, declarados católicos, tenían intención de unirse canónicamente, pero por razones de seguridad el enlace no podría celebrarse en la catedral de Rosario (Argentina) y el arzobispado no veía con buenos ojos instalar una capilla en el casino donde tuvo lugar la celebración.
La boda del futbolista argentino “como es un caso tan célebre es, en cierto modo, un caso nacional y tiene que ver con la presencia de la Iglesia en la sociedad, en la cultura argentina”, explicó el arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, en un programa de televisión, según recoge AICA. Y continuó: “A veces, nosotros, los curas, los obispos, ponemos muchas trabas, burocratizamos excesivamente el acceso al sacramento del matrimonio”. El prelado comentó que aunque “el matrimonio civil no es un matrimonio como debe ser según el orden natural; es un paso muy importante, por eso me dio mucha alegría”.
Al tratarse de un caso especial, Aguer considera que “podía haberse abordado de otra manera, tratando personalmente y despertando en ellos la inquietud”. Y añadió: “Alguien podía haberse interesado en verlos y explicarles qué significa el matrimonio cristiano… la dimensión solidaria de la familia, que ellos ya vienen practicando”. ¿Qué hubiera hecho él? “Hubiera enviado a un sacerdote que hiciera el rito matrimonial en la fiesta. Esto no es lo normal, no es lo que se debe hacer, pero el bien de las personas puede privilegiarse a ciertos reglamentos. Para eso están las dispensas”, subrayó. De hecho, no es la primera vez que un importante arzobispo argentino concede esta dispensa por razones obvias de seguridad.
Antes de concluir su alocución, recalcó que “espero que ellos encuentren una capillita escondida donde vayan y hagan ese ‘trámite’ que es un paso espiritual y una bendición para su familia”, concluyó.
Después de la liberación de Mosul, ocupada durante tres años por el autodenominado Estado Islámico, “hay que asegurarse de que todas las personas desplazadas y los hijos de todas las religiones, de todas las etnias y de todos los credos, y especialmente nuestros hermanos cristianos, puedan regresar a sus hogares” porque “la respuesta más eficaz contra el Daesh es vivir juntos”. Así se expresó el primer ministro iraquí, Haider al Abadi.
El pasado 10 de julio, al Abadi recibió a una delegación de cristianos de Mosul en el cuartel general del comando para las operaciones militares que todavía continúan en la región, en presencia de algunos responsables de las fuerzas armadas iraquíes y de las fuerzas de seguridad.
Durante la reunión, el primer ministro destacó que “nuestra diversidad es una fuente de orgullo, y debe ser conservada para que de este modo sean vanos los intentos del Daesh, que pretende imponer en Irak un color único, rasgando una unidad formada a través de los milenios”, según un comunicado del que Fides se hace eco.
El obispo de Marawi, Edwin Angot dela Peña, muestra su satisfacción por los planes del Gobierno de reconstruir la ciudad de Marawi. Pero “no podemos simplemente hablar de reconstruir estructuras sino de reconstruir a las personas afectadas”, explicó. Y es que ellos “necesitan ayuda psicológica profesional”.
Del mismo modo, el prelado considera que muchos de los evacuados de la ciudad quizá optan por no volver debido al trauma generado por esta ola de violencia que azota el sur de Filipinas. Por otro lado, el prelado, en una entrevista con CBCP News con motivo de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal de Filipinas, dijo que está muy preocupado por la seguridad de los rehenes cristianos secuestrados.
La residencia del obispo fue quemada la noche del pasado 23 de mayo, mientras que la catedral fue profanada e incendiada tres días después. Según datos oficiales, todavía hay 200 a 300 civiles atrapados dentro de la ciudad de Marawi.