Andrea tiene nueve años y hace unas semanas no dudó en escribir una carta a Francisco para invitarle al santuario de Loreto el año que viene a la llamada “Peregrinación de la alegría” que se celebra a finales de junio.
Una vez más, el Papa le sorprendió con la respuesta. “Ha sido bello recibir tu carta y saber de tu enriquecedora aventura vivida”, le escribe Bergoglio que además le da las “gracias también por la foto de grupo que me has mandado donde he podido ver que sois muchísimos y muy simpáticos. Mientras miraba cada rostro en la fotografía rezaba a la Virgen de Loreto por vosotros y os he bendecido de corazón junto con vuestros padres, voluntarios, sacerdotes y responsables”.
Pero lo inesperado llegó al final, cuando no descartó acompañarles y responder a su invitación: “Un proverbio dice: ‘Nunca digas nunca’. Por lo tanto, confiemos ese sueño a las manos de la Providencia”.
Vida Nueva comenzó este año haciéndose eco de una inquietud del Papa: dar pasos decididos para proclamar santo a Pablo VI. Esta misma idea la corrobora ahora el padre Adriani Bianchi, director del diario local “La voz del pueblo”: “Francisco, durante su reciente visita a Bozzolo, nos reiteró su deseo de nombrar santo a Pablo VI”.
También habría dejado caer un comentario al respecto Pierantonino Tremolada, el actual obispo de Brescia, la diócesis de origen de Montini, que expresó su deseo de que “sería un gran regalo comenzar mi ministerio con este gran evento. Sería una gracia para mí”.
Aunque hay quien considera que Francisco podría llevar a cabo un proceso “exprés”, lo cierto es que ya se cuenta con el supuesto milagro atribuido a Pablo VI: la curación repentina de un niño nacido de forma prematura en diciembre de 2014.
Era de esperar. El respaldo dado por los obispos venezolanos a la consulta popular del pasado domingo que tumbó de forma simbólica la legitimidad de la Constituyente de Nicolás Maduro, ha tenido una reacción inmediata del presidente bolivariano.
En una de sus múltiples intervenciones públicas acusó al Episcopado de “propiciar la violencia”, de prestar a “atentar contra el pueblo y la paz” y estar al servicio de las “perversiones del mundo”. Desde ahí, instó a los católicos a rebelarse ante “los cardenales que sirven al capital, se pasan entre ricachones conspirando todo el tiempo”.
Maduro fue más allá al presentarse a sí mismo como referente de hombre de fe. ““Nosotros sí somos cristianos de Cristo. No somos cristianos de los cardenales traidores que hay”. Y remató: “A buen entendedor, pocas palabras”. Pues eso.