Cáritas Internacional se ha unido a la corporación de servicio pastoral de la diócesis de Cúcuta para atender la oleada de migrantes que deja a diario la situación política y social de Venezuela.
La relación de los dos países se ha caracterizado por las esporádicas oleadas de migrantes. La primera fue de empresarios venezolanos y colombianos, motivados por el boom petrolero que convirtió a Venezuela en una isla de prosperidad; la segunda fue de ejecutivos venezolanos que abandonaron su país durante el gobierno de Chávez y de su socialismo del siglo XXI; la tercera es la de venezolanos tecnólogos y profesionales que huyen de una crisis económica y social bajo el régimen del presidente Maduro.
En este momento se calcula que, después de 20 años de migraciones, hay en Colombia 900.000 personas con la doble nacionalidad venezolana-colombiana, en lo que se considera la ola más grande de extranjeros llegada al país.
¿Cómo afrontarla? La visita de la representante de Caritas Internacional Suzanna Tkalec ha puesto el problema de la acogida de los migrantes sobre la mesa de programación de la Iglesia en Cúcuta. Allí se ha hablado de desempleo, de salud, de desplazamiento masivo, de escolaridad, para una población que necesita ayuda y crece cada año. En 2017 han entrado a Colombia 47.094 personas (24.269 más que en 2016).
Hace 20 años el movimiento migratorio fue a la inversa: los colombianos cruzaban la frontera en busca de oportunidades en la, entonces, floreciente Venezuela.