Los obispos del norte del país y algunos de la zona centro se reunieron del 18 al 20 de julio en la sede de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), en Cuautitlán Izcalli, Estado de México, para participar del II Encuentro Taller de Obispos “La Iglesia y el Obispo en la Construcción de la Paz”.
Se trata del segundo de los dos encuentros que la Dimensión de Justicia, Paz, Reconciliación, Fe y Política de la CEM tenía programados para este año. El primero se llevó a cabo a principios del presente mes en la Arquidiócesis de Antequera Oaxaca, y estuvo dirigido a los obispos de la zona sur de México.
Durante este encuentro, los obispos escucharon a ponentes tanto nacionales como internacionales especializados en procesos de reconciliación, reconstrucción del tejido social, e hicieron un análisis de la violencia que sufre el país.
Entre los ponentes internacionales destacó la participación de monseñor Oscar Cantú, de la diócesis de Las Cruces, Nuevo México (Estados Unidos), uno de los actores más importantes en favor de la defensa de los inmigrantes en Norteamérica. El obispo celebró una Eucaristía y reflexionó sobre el tema: “La pastoral eclesial al cuidado del migrante en la frontera”.
A través de un documento, la Dimensión de Justicia, Paz, Reconciliación, Fe y Política, explicó que “ante el dolor y el sufrimiento de las familias que perdieron a sus seres queridos, y el visible resquebrajamiento del tejido social, la Iglesia en México ha intensificado su labor por la búsqueda de la paz”. Por ello, obispos del sur, norte y centro del país se han reunido para participar en este taller de construcción de paz, a fin de poder trabajar en sus regiones y provincias procesos que ayuden a disminuir los daños provocados por la violencia.
En ese contexto, el director de Servicios y Asesoría para la Paz, Miguel Álvarez Gándara, recordó que hay tres retos para quienes trabajan en los procesos de paz: transición generacional, donde operan viejas y nuevas ideas; las violencias en general, principalmente las que rompen el tejido social y las que inhiben los procesos para eliminarlas; y el último, los desafíos éticos y morales.
Miguel Álvarez indicó que hoy más que nunca la Iglesia está llamada no sólo a acompañar las denuncias de lo que se vive, sino también las propuestas y acciones que busquen la reconstrucción del tejido social, principalmente.
En el encuentro hubo espacio para mostrar la situación de Colombia, país que se encuentra en procesos de reconciliación. En este sentido, monseñor Juan Carlos Barreto, obispo de Quibdó, dio una muestra de los estragos que puede generar un conflicto armado, que en su país dejó ocho millones de víctimas, entre asesinatos, desaparecidos, víctimas sexuales, desplazados, niños reclutados por las FARC y secuestrados, entre otros.
En tanto, monseñor Francisco Niño Sua, director del Cebitepal, la escuela social del CELAM, consideró que las “miradas de largo alcance y ningún tipo de protagonismo son elementos importantes en dichos procesos de paz”.
Por su parte, Genner Peniche, de la Compañía de Jesús, señaló que una situación de violencia tiene causas estructurales, y mostró a los obispos participantes el análisis que realizaron en torno a la violencia en algunas comunidades, y los componentes que se tuvieron que romper (vínculos, identidad y acuerdos) para dar paso a la construcción de la paz. Dijo que acciones como “Economía solidaria”, ayudan a recuperar la confianza en los demás y a combatir este círculo de violencia.
Para la Comisión de Pastoral Social de la CEM, los obispos del país tienen ahora la tarea de animar, en las parroquias de sus diócesis, espacios donde se puedan dar estos procesos, ser la guía de aquellos que buscan la paz; acompañar a las comunidades, respetando sus tradiciones y cultura, así como buscar juntos la defensa de sus derechos, principalmente el de la vida.
En el taller también participó monseñor Gerardo Díaz Vázquez, obispo de la Diócesis de Tacámbaro, Michoacán, quien a través de un video publicado por Cáritas Mexicana, llamó a todos a ser constructores de paz, la cual –dijo– se va conquistando y logrando todos los días: Es una tarea difícil, pero tenemos que aprender que, en medio de las dificultades y situaciones adversas que se nos presentan, hay que ver más allá, con amor y misericordia, para que la paz pueda ser posible”.
Agregó: “Pongamos un granito de amor y compasión en nuestros hermanos, sobre todo en los que más sufren, en los que han sido víctimas de la violencia; y quizás también en aquellos que son victimarios y que han optado por este estilo de vida. Así podremos ir logrando paz y reconciliación entre nosotros”.
En otro video difundido por Cáritas, monseñor Luis Artemio Flores Calzada, obispo de Tepic, consideró que “vale la pena trabajar por la paz, pues una patria con violencia es una patria que se va destruyendo. En cambio, cuando hay paz y prosperidad, hay armonía”.
“Por eso yo los invito a trabajar por la paz. Con el Evangelio y la buena noticia, Jesús mismo nos ha dicho ‘La paz con ustedes’; Él es el príncipe de la paz, y ha venido a eso, a quitar de nosotros todo lo que nos daña y, por supuesto, también tenemos que anunciar la reconciliación”, concluyó.