Después de que la semana pasada, la diócesis de Ratisbona diese a conocer un informe que confirmaba que al menos 547 menores pertenecientes al coro de la catedral había sido objeto de maltrato -de ellos, 67 abusados sexualmente-, la Iglesia alemana no quiere dejar un solo fleco suelto. Por eso, ha anunciado que están en curso otros dos estudios que se conocerán en breve y que buscan aclarar “el contexto histórico y sociológico” en el que se cometieron las agresiones a los niños
En una carta que se leyó el pasado domingo en todas las parroquias diocesanas, el obispo de Ratisbona, Rudolf Voderholzer, solicita la colaboración ciudadana para borrar toda sombra de sospecha sobre la voluntad de Iglesia para perseguir estos hechos, de tal manera que les comuniquen cualquier caso que permanezca silenciado.
Así se dirigió a “todos aquellos que han sido víctimas de abusos en otras entidades eclesiales y que hasta ahora no lo han contado”, que den un paso al frente “para confiar en nosotros”. De esta manera el obispado se presenta como vía para “experimentar el reconocimiento y la justicia, para que encuentren ayuda”.
Un doloroso episodio
En esta misma misiva, Voderholzer pide perdón por lo sucedido durante estas últimas décadas en su región. “Me duele profundamente y me llena de vergüenza”, expresa el prelado que también explica el trabajo realizado a través de la investigación para hacer justicia y ayudar a las víctimas “a tener paz frente a un doloroso capítulo de su historia”.
El obispo empatiza con el “terror constante” vivido por los niños del coro en el pasado y da fe de los esfuerzos que la Iglesia está llevando a cabo en materia de prevención.