El patriarca de los caldeos, Louis Sako, ha estado esta semana con el cardenal Philippe Barbarin en Mosul –“mi primer amor”–, la ciudad en la que creció y fue ordenado sacerdote. Y de la que tres años después se ha conseguido echar al autodenominado Estado Islámico: “Hay futuro para los cristianos en Irak”.
¿Qué es la diócesis de Mosul hoy? “Las iglesias han sido destruidas. El ambiente es de profundo trastorno y uno puede sentir aquí el profundo odio contra todo lo cristiano”, indica en una entrevista a La Vie. Pero “no todos los musulmanes son de Daesh, al igual que no todos los cristianos son buenos”, señala. Por eso, “el futuro lo construiremos juntos”, añade.
Sako deja claro que “la única solución para todos es un estado secular, con una separación entre la religión y el Estado” que apueste por “un proyecto común de ciudadanía”. Algo que en Irak no ha existido nunca, según el patriarca.
“Los acuerdos de paz solo son un éxito sobre el papel”
En la República Centroafricana reina el caos, pese al reciente acuerdo entre el Gobierno y varios grupos político-militares del pasado 19 de junio. “Sobre el papel los acuerdos son un éxito, ya que han sido firmado por todos, pero no vemos un impacto sobre el terreno”, denuncia en una entrevista a SIR el cardenal arzobispo de Bangui, Dieudonné Nzapalainga.
“El Estado ya no existe, en las ciudades y pueblos la autoridad está debilitada. Solo hay grupos rebeldes armados que no respetan la autoridad. Esta es la realidad de la República Centroafricana”, recalca el purpurado. Y es que “aunque tengamos presidente y diputados, no tienen poder para dirigir una región”.
Nzapalainga señala que “estos grupos han reemplazado al Estado y la gente está aterrorizada”. De hecho, “la gente no puede estar libremente en los campos o ir a la escuela”, subraya. Y añade: “Se han tragado toda una población haciendo difícil la supervivencia”.
Una monja casa a una pareja en Canadá
Un matrimonio celebrado por una monja. Ha ocurrido en Rouyn-Noranda, una diócesis rural de Quebec (Canadá). Pierrette Thiffault (55 años), Hermana de la Providencia, recibió la aprobación por el Vaticano para celebrar la boda, que tuvo lugar el 22 de julio, como recoge La Croix.
Ante la falta de sacerdotes están ellas. Y en esta ocasión ha sido el remedio para que Cindy y David hayan podido contraer matrimonio. Aunque es extraño, la ley canónica lo permite. Y el 23 de mayo la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos le dio el plácet para que pudiera celebrar matrimonios en la diócesis.
“Este es un gran paso adelante para las mujeres en la Iglesia”, dijo la religiosa, que está “orgullosa” de haber permitido unirse a esta pareja. Y agradecida a su obispo, que ha tomado la decisión de pedir este permiso ante la sequía de sacerdotes.