Ante la última vuelta de tuerca del régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, que ha convocado para este domingo 30 unas elecciones en las que se elegirá a la mayor parte de miembros de una Asamblea Nacional Constituyente, encargada de redactar una nueva Constitución, la mayoría de las fuerzas sociales críticas con el chavismo denuncian lo que entienden que es un intento de justificar, desde una nueva legalidad impuesta de un modo unilateral, el camino irreversible hacia un modelo dictatorial.
Entre las voces críticas está la de la Conferencia Episcopal Venezolana, que ha hecho público un comunicado en el que muestra su contundente rechazo a la iniciativa de Maduro, que considera, además de “inconstitucional”, “innecesaria, inconveniente y dañina para el pueblo venezolano”. Y es que, a su juicio, “no ha sido convocada por el pueblo” y en ella “solo estarán representados los partidarios del oficialismo”.
Sobre su funcionamiento más allá de las elecciones, los prelados creen que la Constituyente “será un instrumento parcializado y sesgado que no resolverá, sino agravará, los agudos problemas del alto costo de la vida, la escasez de alimentos y medicamentos que sufre el pueblo, y ahondará y empeorará la profunda crisis política que padecemos actualmente”.
Para el Episcopado, el grado de deterioro democrático en Venezuela es tal que, “lo que en otras latitudes es expresión normal de la ciudadanía, entre nosotros se convierte en enfrentamientos de creciente intensidad y con un ventajismo desgarrador: efectivos militares y policiales, y grupos civiles armados afectos al Gobierno, obran coordinadamente atropellando al pueblo que manifiesta su descontento y su rechazo a la Asamblea Constituyente”.
Pese a todo, puesto que los pastores admiten que este proceso ya no tiene marcha atrás, aunque reiteran que no apoyan la cita electoral, sí reclaman que al menos “se desarrolle sin violencia”. De ahí que exijan a las fuerzas armadas que, en estos “momentos de tensión”, contribuya al sostenimiento de la paz y que “no sean la irracionalidad y la fuerza bruta las que pretendan solucionar el reclamo de buena parte de la sociedad”. “No aumentemos más –concluyen– el sufrimiento y la angustia de tanta gente que quiere vivir en paz, que se escuche y respete su voz de protesta y se encuentren caminos de entendimiento y bien para todos”.
El ex presidente del Gobierno español José María Aznar y otros 17 antiguos dirigentes en América Latina, como el mexicano Vicente Fox o la costarricense Laura Chinchilla, integrados todos ellos en la plataforma Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA), han solicitado en un mensaje público la intervención de todos los ejecutivos continentales, así como la mediación del papa Francisco, para poner “freno” a la “dictadura” que en su opinión hoy se vive en Venezuela. “El empeño de consolidar de modo definitivo la dictadura –denuncian– no puede seguir concitando la mirada pasiva de algunos gobernantes de las Américas”.