El cardenal Pietro Parolin ha confirmado, en una entrevista al periódico italiano Il Sole 24 ore, que la atención a los países de Europa del Este –de tradición ortodoxa– es una constante de los papas desde el siglo XIX y que cristaliza con Juan Pablo II y su visión de “una Europa del Atlántico a los Urales” con diversidad de sensibilidades, más allá de un superado “expansionismo occidental”.
El cardenal, que ya ha visitado Bielorrusia en 2015 y Ucrania en 2016 y visitará Rusia a finales del mes de agosto, percibe que se van superando antiguos períodos de recelos, aunque siguen subrayándose diferentes valores y concepciones de derecho internacional.
“El desafío es el de contribuir a una mejor comprensión recíproca entre aquellos que pueden presentarse como dos polos opuestos”, sentencia. Esto requiere “un paciente, constructivo, sincero y, al mismo tiempo, respetuoso diálogo”, y no una relación entre “vencedores y vencidos”, asegura el Secretario de Estado.
El cardenal recuerda también la enérgica condena del papa Francisco, en el Congreso de Estados Unidos (24 de septiembre de 2015), de quienes usan la fuerza legitimándola como uso perverso de la religión.
Y sobre los Estados Unidos, Parolin pide “tiempo para poder juzgar” la Administración Trump, a la vez que recuerda la claridad el mensaje de Francisco frente al cambio climático. Recuerda, además, que “los Estados Unidos, como otros actores del escenario internacional, no pueden desviar su responsabilidad internacional” y tienen necesidad “de encontrar el propio equilibrio”.
“La diplomacia de la Iglesia católica es una diplomacia de paz, no tiene intereses de poder: ni político, ni económico, ni ideológico”, lo que le da una mayor libertad para denunciar situaciones aún a riesgo de parecer ejercer una retórica vacía. Los mensajes durante una visita del Papa, demuestran, que la palabras da frutos en muchos aspectos, reforzándose la dignidad humana.
El cardenal señala que la tarea diplomática de la Iglesia, es “humanamente difícil pero evangélicamente imprescindible, para lo que los mundos vecinos vuelvan a dialogar antes de que terminen desgarrados por el odio antes que por las bombas”. Este papel de unidad, ha subrayado Parolin, se ha vivido en Europa en el funeral de Helmut Kohl frente a intento de división que puede ser el Brexit.
Mirando más al oriente, China o Vietnam son también retos para la diplomacia Vaticana.
En el caso de China, el diálogo ya se ha iniciado. “El diálogo en sí es ya un hecho positivo, que abre al encuentro y que hace crecer la confianza; lo afrontamos con espíritu de sano realismo, sabiendo que los destinos de la humanidad están, primero de todo, en las manos de Dios”, reconoce el secretario de Estado.