Vicente Collado, delegado de Relaciones Interconfesionales y Diálogo Interreligioso del Arzobispado de Valencia, ha viajado en múltiples ocasiones a Roma, Tierra Santa y Grecia, los tres lugares por donde transcurre la peregrinación ‘Los hijos de Abraham. Las tres grandes religiones monoteístas’. Dirigida por el sacerdote y organizada por Engrupo Viajes para el próximo septiembre, esta convocatoria ofrecerá contacto y oraciones comunes con grupos religiosos presentes en los tres lugares.
PREGUNTA.- ‘Los hijos de Abraham. Las tres grandes religiones monoteístas’ es una peregrinación interreligiosa pionera que irá por Roma, Tierra Santa y Grecia. ¿Qué se van a encontrar los peregrinos allí? ¿Cuál es el valor añadido?
RESPUESTA.- La idea de este viaje es visualizar y experimentar el diálogo interreligioso compartiendo espacios y momentos en los que la pluralidad nos permita comprender el mensaje fundamental de toda verdadera religiosidad. Participar en los actos religiosos y en lugares significativos para estas tres grandes religiones es el objetivo fundamental de este viaje pionero que está abierto a todos quienes crean de verdad que la fe en el Altísimo (el que trasciende espacio y tiempo) no es nunca exclusiva sino inclusiva. La visita a los lugares de culto musulmán, judío y cristiano, así como las entrevistas con sus distintos líderes religiosos, suponen un valor añadido a cualquier otro tipo de peregrinación al uso. (…)
P.- El turismo religioso, pese a la secularización que vive Europa, parece que sigue teniendo tirón…
R.- Desde una visión inclusiva de la fe, no deberíamos limitar el turismo religioso al solo desplazamiento físico a los lugares de culto, sino a esa voluntad de conocer y compartir las experiencias religiosas, experimentando así la verdadera trascendencia (nunca exclusiva) del hecho religioso como respuesta a la Revelación, Voluntad infinita de comunicación benévola del Creador a todos los seres humanos. Percibimos con esperanza y con no menos alegría que el diálogo interreligioso tiene un poder de convocatoria mínimo pero creciente, ya que abre nuevos horizontes que nos permiten ver más allá de los límites que habíamos puesto a la Trascendencia. (…)