Agotados todos los recursos por la vía penal, tras un proceso judicial en torno a la herencia del gran benefactor Alessandro Gerini –marqués apodado el “constructor de Dios”– que ha durado diecisiete años, el consejo general de los salesianos ha decidido dejar la actual casa que coge la curia general de la congregación. Así lo ha comunicado su superior general, el español Ángel Fernández Artime, en una carta dirigida a la congregación y a los diferentes grupos de la Familia Salesiana, en la que ha dicho que esta decisión es “unánime” y “definitiva”.
La decisión es consecuencia directa de una sentencia que obligaba a pagar una considerable suma de dinero –más de cincuenta millones de euros, según algunas fuentes cercanas– para mantener el inmueble.
De esta manera, el superior general se muestra firme: “Sintiéndonos muy libres hemos considerado que las paredes de esta casa no se merecen tanto dinero que debe ser para la misión y servicio a los más pobres –dinero que por otra parte no tenemos y solo podríamos dar pidiendo préstamos bancarios–, y, además, queremos terminar de una vez y para siempre con estos acreedores y los que vienen detrás buscando lo mismo. La mejor solución es la de cortar radicalmente y que se queden con estas paredes por el valor que le asignó el juez”. De esta manera, confía Fernández Artime, espera “haber zanjado antes de final de año este largo proceso” y verse “libre para siempre”.
La sede de los salesianos está en Roma, desde que en 1972 se trasladase desde Turín. Se sitúa a las afueras de la ciudad, en el número 1.111 de la calle de la Pisana, a unos diez kilómetros del Vaticano. En dicha sede están los servicios centrales de la congregación, el archivo central, así como un centro de congresos.
La decisión, asegura el superior, se ha tomado desde la “serenidad”. Próximamente, los salesianos que forman parte de los servicios centrales de la congregación se trasladarán a otra presencia de Roma, aún por concretar. “Una casa más pequeña, pensada para los tiempos de hoy, en las dimensiones de hoy, y con el testimonio que se debe dar hoy”, asegura el religioso.
Se cumple de esta manera una de las recomendaciones que el papa Francisco ha hecho, en repetidas ocasiones, a diferentes congregaciones religiosas y movimientos eclesiales; de hecho el propio superior de los salesianos fue recibido en audiencia privada por el Papa el pasado 19 de mayo.
En 1963, el marqués italiano Alessandro Gerini –codiciado soltero oro, que fue senador de la Democracia Cristiana y magnate de la construcción con una fortuna estimada en 690 millones de euros– constituyó la Fundación Gerini, que confió a la “autoridad moral” de la congregación salesiana. Esta fundación impulsó importantes obras en la capital italiana, como un instituto dedicado a la marquesa Teresa Gerini, la universidad salesiana o la propia casa general. Al morir en 1990, sin hijos, algunos sobrinos, con la ayuda del procurador Carlo Moisé Silvera comenzaron un proceso legal para reclamar una parte la herencia que había sido legada íntegramente a la fundación.
Los sobrinos, en 2007, llegaron a un acuerdo y recibieron cinco millones de euros. El procurador, que se había hecho con los poderes de los herederos –tal como permite la ley italiana–, no se conformó con los once millones y medio de ese acuerdo y, con ayuda del abogado Renato Zanfagna y documentación interna de la congregación, buscó un nuevo cálculo de la fortuna del marqués. Para ello, ambos contaron con la ayuda del ecónomo de la congregación, Giovanni Battista Mazzali. El conseguidor Silvera se propone desde entonces conseguir 130 millones de euros y no los 16 que había ido obteniendo hasta entonces en el proceso.
Esta nueva fase, en su parte penal, es la que se cierra ahora. En estos años se han cruzado acusaciones de falsificación de documentos del gobierno central salesiano por parte de los tres acusados e incluso presiones al exsecretario de Estado vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone, también salesiano. La fiscalía pidió condenas de tres años para Silvera y de dos años y ocho meses para los otros dos acusados.
Ya el superior había enviado una comunicación, tras producirse la sentencia definitiva de la Corte de Casación por esta vía penal el pasado 23 de junio. Es esta ocasión, la fiscalía adoptó como suya la denuncia de la congregación salesiana contra tres imputados por engaño. Sin embargo, la sentencia determinó la absolución “porque el hecho no subsiste”. Esta decisión implicaba entregar una importante suma de dinero –en consonancia con la ingente fortuna del marqués y los intereses generados desde su muerte en 1990– a los acreedores, cantidad que estaba avalada por la casa de la curia general y no por la fundación misma.
Con este motivo, ya el superior envío un comunicado en que lamentaba “aquellas gestiones que por nuestra parte no se hubieran realizado bien y nos hayan llevado a esta situación”, a la vez que agradecía “la adhesión y cercanía de tantas personas que siguen confiando en la tarea educativa que se viene haciendo en nombre de Don Bosco en favor de los niños, niñas y jóvenes en 132 países del mundo”.
Para Fernández Artime, esta “cuestión jurídica y administrativa de la Fundación Gerini y la Dirección General frente a sus acreedores (…) nada tiene que ver con la misión salesiana en las 1.856 presencias en el mundo, la mayoría de las cuales están al servicio de los más pobres”, afirmaba firmemente asegurando que los donativos para las misiones y los proyectos sociales estaban totalmente blindados.
A la espera del último juicio del caso, por la vía civil, el próximo 13 de septiembre, la actual sentencia pide dejar la casa vacía el 10 de octubre. La sentencia definitiva tiene que publicarse hasta tres meses después de la vista definitiva, por lo que la congregación ha decidido “ponerse en el peor de los casos” y comenzar en breve con el desalojo de la sede central. Aunque la sentencia civil, esperada para final de año, podría devolver la propiedad de la casa a la congregación sin necesidad de entregar nada a los acreedores.