Ante la grave situación de la población migrante venezolana, que en los últimos tres años ascendería a 2,5 millones de personas –según ha informado la fundación Asylum Access–, CLAMOR (la Red Latinoamericana y Caribeña de Migración, Refugio y Trata de Personas) se ha pronunciado a través de un comunicado firmado por el presidente del Departamento de Justicia y Solidaridad del CELAM, Gustavo Rodríguez Vega, arzobispo de Yucatán (México); el presidente de Caritas América Latina y el Caribe, José Luis Azuaje, obispo de Barinas (Venezuela); y la secretaria general de la CLAR, la religiosa colombiana Luz Marina Valencia.
Tierra de despedidas
“De ser una tierra de acogida, Venezuela se ha convertido en tierra de despedidas”, se lee en el pronunciamiento publicado ayer martes 1 de agosto por el Servicio Jesuita a Refugiados en Latinoamérica y el Caribe, en el que se expresa la solidaridad de la Red CLAMOR con el pueblo venezolano, “nación que en los actuales momentos vive una crisis humanitaria, caracterizada por la escasez de medicinas y alimentos, el colapso de los servicios públicos, la inflación más alta del mundo, violencia desbordada y graves violaciones a los derechos humanos, que en los últimos días ha dejado un saldo de más de un centenar de muertos”.
Esta situación ha contribuido a crear “un clima de tensión y anarquía, con sus peligrosas consecuencias”, como ha denunciado la Conferencia Episcopal Venezolana en su Mensaje Urgente del 12 de julio pasado. En consecuencia, la Red CLAMOR destaca que miles de venezolanos y venezolanas se han visto forzados a salir “en una diáspora sin precedentes en la historia democrática de este país”.
Colombia, Brasil, Panamá, Argentina y Chile figuran entre los países que más han recibido migrantes. Además, según la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR), “en los últimos 5 años ha habido un incremento de 228% de solicitudes de asilo en todo el mundo por parte de venezolanos y venezolanas”.
Un llamado a tender puentes
De cara a esta realidad, la Red CLAMOR –integrada por 17 organizaciones de la Iglesia latinoamericana– hace un llamado a los Gobiernos del continente “hacia la apertura, a no ser indiferentes ante el sufrimiento de quienes han dejado todo, a tender puentes, a construir una política migratoria y programas específicos como respuesta humana, justa y fraterna”.
El drama que viven los migrantes venezolanos no puede esperar. “Cada vez es más frecuente ver en las calles de nuestros países a venezolanos, en su gran mayoría jóvenes, como vendedores informales, deambulando por las calles e incluso pidiendo limosna”. Asimismo, la Red CLAMOR ha denunciado que “en muchos países de tránsito y recepción están siendo víctimas de tráfico de migrantes y trata de personas, esclavitud sexual y explotación laboral, en gran parte de los casos, por no tener documentación”.
Misericordia frente a la indiferencia
La Red ratifica su compromiso en el acompañamiento de los venezolanos en situación de migración, para “hacer escuchar sus clamores y caminar con ellos hacia la conquista de una vida mejor”.
De igual forma, invita a todos los hombres y mujeres de buena voluntad –particularmente a los cristianos– a la solidaridad y a la hospitalidad: “Escuchemos el clamor del pueblo sufriente de Venezuela, promoviendo la cultura del encuentro frente a la cultura del descarte. Misericordia frente a la indiferencia”.