Tan solo un día después de que el Papa le nombrara obispo de Hong Kong, Michael Yeung ha mantenido un encuentro con periodistas en el que su Iglesia local servirá como “puente” entre el Vaticano y China. “Siempre hay espacio para mejorar y alentar estas relaciones”, mantiene Yeung que, sin embargo, es consciente de sus limitaciones y ve que su influencia es “demasiado pequeña” para promover un encuentro definitivo entre el Gobierno de Pyonyang y la Santa Sede.
En declaraciones recogidas por AsiaNews, el prelado explicó que “la Iglesia no es un partido político. De la misma manera, si estamos frente a problemas que afectan a toda la sociedad, como los derechos humanos, la justicia, la apertura y rendir cuentas, pienso que la Iglesia debe levantarse y hablar claro”.
En esta línea, dejó caer algunas críticas al Gobierno chino, al señalar de forma implícita que comprende que haya ciudadanos en Hong Kong “quieran expresar su descontento y aquellos que están en el poder deben escucharlos”. En concreto, se refirió a “los ancianos que necesitas ser tratados con dignidad” o los jóvenes.
Votar en conciencia
Fue más diplomático, al responder sobre cuál es su visión sobre las próximas elecciones a las que se enfrenta la región: “Ciertamente no iré a decir a la gente de votar a este o aquel candidato. Eso sí, alentaré a votar según la propia conciencia”.
Tampoco falto en la rueda de prensa, una referencia el Premio Nobel de la Paz fallecido recientemente por un cáncer de hígado, Liu Xiaobo, con el desprecio del régimen chino. “Me ha roto el corazón y me ha entristecido ver a una persona morir en la cárcel después de haber defendido a voz alta la democracia y la justicia, no con otros fines”, destacó el obispo que recordó cómo se celebró un funeral por él en la diócesis.