“Hay ciertas incomodidades que no nos tienen tranquilas en cuanto a nuestra participación y lugar en la Iglesia. Ciertas doctrinas no nos representan. Como mujeres que pensamos a Dios, que lo experimentamos de otro modo, queremos ser un aporte en lo doctrinal y hay ámbitos de decisión en los cuales las mujeres no tenemos ninguna injerencia y quisiéramos tener participación”, con esta afirmación entra al tema Bernardita Zambrano, religiosa del Sagrado Corazón de Jesús. Inserta en una población obrera, trabaja además en la Vicaría de Educación del arzobispado de Santiago, Chile.
“Empezamos juntándonos a reflexionar y por medio de la oración y de la lectura de la teología desarrollada por mujeres comenzamos a generar este movimiento dándole espacio a la Ruah para que fuera hablando a través de nosotras. Es la persona de la Trinidad, el Espíritu, el aliento de Dios, es la presencia de Dios que Jesús nos dejó y que nos acompaña hasta hoy”, explica sobre estos cientos de mujeres interconectadas para compartir sus experiencias en la iglesia. De ellas, 84 participaron en el encuentro Mujeres Iglesia realizado en junio pasado en Santiago de Chile, un espacio donde este movimiento tomó un nuevo vigor y empuje.
– ¿Cómo están organizadas?
– No somos un grupo organizado, nuestra única institucionalidad es el Evangelio, la iglesia es esta y no vamos a ser un grupo aparte. Somos mujeres de Iglesia alcanzadas por Jesucristo y fortalecidas por la Ruah. Creemos que en Jesús ha llegado la plenitud de los tiempos, que en Él se ha acercado el Reino que no está en plenitud sin la participación de las mujeres. Eso nos interpela y nos llama a predicar a Dios, no sólo en la catequesis donde lo hemos hecho siempre, sino también con un pensamiento en cuanto a la doctrina, a nuestros derechos y deberes como cristianas y cristianos, y también en las prédicas, en la exhortación de la Palabra de Dios en la liturgia.
– Teniendo en cuenta que son mujeres de distintos lugares, ¿de qué manera se mantienen comunicadas?
– Mantenemos contacto continuo por redes sociales compartiendo material para seguir formándonos, también contacto por medio de la oración, muy fuerte, y de ayudarnos en el discernimiento. Desde el año pasado nos juntamos al menos una vez al mes, en los tiempos que nos permiten nuestros trabajos.
– ¿Cómo realizan sus aportes?
– Tenemos que generar esta nueva conciencia de mirar la Iglesia con ojos de mujer, pararnos frente a nuestros hermanos varones, al clero, con esa conciencia de que Dios también habla por nosotras. Queremos ser críticas con las actitudes que todavía no se condicen con este Reino de iguales que quiere Jesús y con una mirada crítica respecto a conductas, roles, actitudes y funciones históricas pero que debemos cambiar.
– ¿Cómo es Dios desde la mirada de mujer?
– No podemos encerrarlo en categorías: Dios Trinidad nos dice mucho más, el Dios de la Biblia que acompaña a su pueblo. Dios padre y madre. Tenemos que construir esos nuevos lenguajes o apropiarnos de los que ya las teólogas están utilizando.La fidelidad de la iglesia tiene que ser al proyecto de Reino anunciado por Jesús y ese proyecto tiene que ser construido también con el aporte de las mujeres, en todos los ámbitos, incluso en la toma de decisiones en lo organizacional, desde la parroquia, los sínodos, la elección de los obispos y del Papa.
– ¿Tienen acogida?
– El papa Francisco ha dado signos de querer incluir a la mujer. Se hizo un Congreso sobre la mujer en la Iglesia al que asistió una de las que participa con nosotras. Se habló mucho y bien, pero la práctica cuesta. Lo mismo con el diaconado femenino que el Papa pidió investigar, pero está estancado. Los pasos los tenemos que dar nosotras frente a la realidad que nos toca.Supone mucha valentía porque debemos reflejar a nuestros hermanos varones sus conductas machistas, mostrando la dimensión femenina de Dios. Es un cambio difícil que sólo impulsados por la Ruah es posible generar.
Mujeres Iglesia
El encuentro Mujeres Iglesia ha tenido gran repercusión, sobre todo, por la variedad de participantes: diversas edades, procedentes de varias regiones del país, de variados niveles socioeconómicos.
Bernardita concluye con un mensaje: “En el Evangelio hay una triste frase que dice: ‘sin contar mujeres y niños’. Las mujeres y los niños para Dios cuentan y es necesario que en esta iglesia más masculina, las mujeres y los niños cuenten, que sean escuchados, que se acojan sus aportes. Esto le hará mucho bien a la Iglesia”.