Los obispos estadounidenses han expresado su “fuerte oposición” al plan de Donald Trump para reformar la ley que rige la inmigración legal. El pasado 2 de agosto, el presidente de Estados Unidos, junto a dos senadores republicanos, presentaba la propuesta que prima a trabajadores cualificados por encima de la reunificación familiar. Así, incluye una reducción sustancial en el número anual de inmigrantes legales permitidos con el objetivo de reducir la cifra de 1,1 millones actuales a cerca de medio millón en diez años.
“Si esta legislación discriminatoria hubiera sido aplicada hace generaciones, muchas de las mismas personas que han construido y defendido esta nación hubieran sido excluidos”, denunció Joe Vásquez, obispo de Austin y presidente de la Comisión de Migración del Episcopado, como recoge America Magazine.
El presidente Trump mantiene que su medida, que sería la primera reforma significativa desde 1965, “reduciría la pobreza, aumentaría los salarios y ahorraría a los contribuyentes miles de millones de dólares”. Y es que prima “a las personas que sepan hablar inglés, tengan un apoyo económico y muestran habilidades que contribuyan a la economía norteamericana”.
“El papa Francisco ama a China, su gente y su historia, y esperamos que el país tenga un gran futuro”. Así se expresó, como recoge Reuters, Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de la Pontificia Academia de Ciencias del Vaticano, en su reciente visita a Pekín, donde asistió a una conferencia sobre trasplantes de órganos.
Bergoglio quiere sanar una ruptura de décadas con China, donde los católicos están divididos entre los leales a Roma (perseguidos) y los pertenecientes a una iglesia oficial controlada por el Gobierno.
En junio, China dijo que se opone a la injerencia externa en sus asuntos internos después de que el Vaticano expresara su preocupación por un obispo chino desaparecido. Y es que la principal desavenencia entre China y el Vaticano sigue siendo el nombramiento de obispos, ya que en el resto del mundo es el Papa quien los nombra, mientras que China se niega a aceptar que un “jefe de Estado” extranjero se entrometa en asuntos locales.
El P. Joaquim Pereira da Cunha tiene 105 años. Es el sacerdote más viejo de Portugal y el próximo 8 de agosto va a celebrar 80 años de ordenación sacerdotal.
El pasado 13 de mayo, durante su visita a Fátima, el Papa tuvo la oportunidad de saludar al sacerdote y de entregarle una medalla del pontificado. Entonces, el obispo de Oporto, Antonio Francisco dos Santos, lo presentó como “memoria viva” de la diócesis.
Su obispo ha dicho de él que es “un ejemplo de la vida sacerdotal”. “Creo que en él podemos reflejarnos, por su dedicación, generosidad y la grandeza de vida ofrecida al presbiterio de Oporto”, dijo el prelado a la Agência Ecclesia.