Con una simple botella de plástico, agua, sellador y una base de lámina, un grupo de mexicanos dota de luz a comunidades pobres de México y Centroamérica. Se trata de una iniciativa denominada Litro de Luz que empezó en 2009 con el especialista en construcción sostenible Illac Díaz, en Filipinas. Llegó a México en el 2012, gracias a Tere González, cofundadora de Qohélet, asociación para la prevención de adicciones.
En entrevista, el director de Litro de Luz México y Qohélet, Benjamín Córdova García, explicó que él y su equipo –conformado por al menos diez jóvenes voluntarios permanentes– llevan luz a las comunidades pobres, instalando básicamente dos tipos de iluminación.
La primera de ellas se logra a través de lámparas de agua, para las cuales se emplean “botellas de plástico de litro o litro y medio en buen estado, agua limpia, media tapita de cloro, un sellador de amplio espectro y una base de lámina. Con la refracción solar, se tiene un foco de 55 watts dentro de la casa. Evidentemente cuando se va el sol, se acaba la luz”.
Explicó que para el segundo tipo de iluminación “se utiliza un panel solar, un controlador, un foco de led de última generación, una botella, una base de PVC y una batería que se recarga con el panel, con lo que se logra iluminación por ocho o diez horas”.
Benjamín Córdova apuntó que Tere González implementó por primera vez esta iniciativa en Cañada Real, un lugar de alta marginación en España, “que el gobierno no reconoce y, por lo tanto, no les brinda servicios de luz, drenaje y agua. Son comunidades gitanas, húngaras y marroquíes; son asentamientos de tres mil personas donde hay adicciones y violencia, es uno de los lugares más peligrosos de Europa”.
Posteriormente se implementó en México, en la Sierra Tarahumara de Chihuahua; en Ecatepec, Estado de México; en Xochimilco y en el Ajusco en la Ciudad de México, y recientemente en Tepeapulco, Hidalgo. También se ha utilizado en Centroamérica.
El director de Litro de Luz México aseguró que a la fecha han sido beneficiadas casi ocho mil personas de 16 comunidades de México, Perú, República Dominicana, Guatemala y Honduras. Y explicó que para trabajar en una comunidad siempre son necesarios los aliados locales, quienes colaboran en el proceso de iluminación, pero también dan seguimiento al proyecto y se hacen responsables de él.
Benjamín Córdova refiere que en el 2013 lograron una alianza con Pepsico, a través de Gabriela de la Garza, quien es la responsable de todo lo que tiene que ver con sustentabilidad y nacionalidad corporativa de dicha empresa en Latinoamérica.
De esta manera, Litro de Luz actualmente ya no depende de donativos: “nosotros ofrecemos a las embotelladoras de Latinoamérica y Centroamérica la capacitación para su voluntariado y la vinculación con las comunidades necesitadas; en tanto, el 50% de la inversión la pone Pepsico y el resto la embotelladora”.
Consideró que las embotelladoras realizan esta labor como una forma de regresar lo que han recibido de sus consumidores, como un acto de responsabilidad social. “A cambio –añade Benjamín– les damos talleres a sus empleados, a sus voluntarios, y buscamos posicionar su marca como socialmente responsable”.
Para Litro de Luz, este sistema funciona mejor que el de donativos, toda vez que México es “uno de los países donde el altruismo ha disminuido debido a las malas experiencias que se han tenido con iniciativas muy famosas, pero sin claridad en sus reportes, lo cual terminó por hartar a la gente”.
En cuanto al gobierno, tanto a nivel federal como local –dijo– ya sean de derecha o de izquierda, han sido fundamentalmente asistencialistas, y no tienen idea de cómo se maneja el altruismo; sus leyes no lo facilitan. Además, todos los políticos condicionan la ayuda, de tal forma que no te dan recursos si tú no favoreces a su partido”.
En este sentido, afirmó que una de las problemáticas a las que se ha enfrentado Litro de Luz es la burocracia: “tanto del gobierno como de las empresas; tenemos que pasar una serie de inspecciones globales. Litro de Luz cumple con los estándares de seguridad que marca Estados Unidos y otros países, pero muchas veces son distintos a los nuestros, y superar esto llega a ser es complicado”.
Agregó que también la criminalidad ha sido un obstáculo, de tal forma que en ocasiones han tenido que ‘negociar’ para que les permitan entrar a ciertos lugares para implementar el proyecto. “Buscamos aliados que nos ayuden a entrar a esas localidades de manera segura. Por ejemplo, en el Ajusco y en Chihuahua fue complicado. También en San Pedro Sula, Honduras, por la presencia de maras. Cáritas y otras organizaciones civiles como ‘Techo por mi país’, nos han ayudado en este sentido”.
Al referirse a los proyectos de corto plazo, Benjamín Córdova explicó que Litro de Luz “tenía pensado un proyecto muy grande en Hidalgo, donde íbamos a trabajar para cien escuelas indígenas, pero por temas administrativos entre la SEP y el SNTE, el proyecto se ha quedado atorado”. No obstante, aseguró que por lo menos en diez escuelas sí se llevará a cabo el proyecto en septiembre próximo, independientemente de que entre ambas instancias se resuelva o no otorgar los recursos, ya que se tiene un poco de fondos.
También señaló que a más tardar en octubre estará funcionando la tienda Litro de Luz: “venderemos dos tipos de lámpara: una ecofriendly para comunidades, y otra para personas que quieran algo similar, pero con diseño. Eso nos va a permitir ser más sustentables y poner más lámparas en México”.
Otro proyecto es la lámpara sustentable con Pepsico; de conseguirse, algunas de las botellas de refresco contarían con una etiqueta para instruir cómo hacer una lámpara; por la compra de esas botellas se destinaría una cantidad al proyecto de Litro de Luz para continuar con sus proyectos.
Finalmente, Benjamín Córdova aseguró que dar algo sin pedir retribución, le hace sentir más cercano a su realidad espiritual y humana, y le da paz y tranquilidad, pues sabe que su vida tiene sentido: “el agradecimiento de las personas es infinito; ellos no te pueden pagar económicamente, pero te dan lo poquito que tienen; por ejemplo, el agua que te dan no es la que les sobra, sino la que les hace falta, y no hay manera de pagarles ese acto de amor; eso me hace sentir pleno y me motiva a realizar más proyectos en beneficio de los demás”, concluyó.