Falleció el obispo de Tacuarembó, Julio César Bonino, un gran pastor preocupado por su gente y por el medio ambiente.
Con gran tristeza, no solo para la Iglesia en Uruguay sino también para todo el equipo de la edición para el Cono Sur de Vida Nueva, en la mañana se nos confirmó la noticia del fallecimiento de Julio César Bonino, el obispo de la diócesis uruguaya de Tacuarembó.
Un prelado recordado por su gran compromiso social en la comunidad diocesana que pastoreó por 27 años. Entre otras cosas, Bonino brindó su apoyo a la recolección de firmas para que la megaminería se prohibiera en el departamento de Tacuarembó y también a un plebiscito para que se prohibiera la megaminería a nivel nacional. De hecho, al conocerse la noticia de su deceso, el movimiento Uruguay Libre de Megaminería emitió un comunicado en el que lo destacó como “un verdadero ejemplo de compromiso con la gente y el país”.
Durante el último tiempo Bonino ha tenido delicados problemas de salud. En junio se le practicó una angioplastia que según comunicaron los médicos, fue exitosa. Semanas más tarde, el obispo sufrió una caída que le provocó importantes golpes: la quebradura del tabique nasal, un corte en uno de los pómulos y cortes en los labios. Tratado por estas lecciones se constató que había sufrido hemorragias internas producidas por úlceras en el esófago, en el estómago y en el duodeno. Durante varios días estuvo internado en terapia intensiva donde recibió transfusiones de sangre. Frente a la profunda mejoría, a fines de julio fue pasado a una sala común y en seguida comenzó a ingerir alimento sólido.
Sin embargo, falleció en la noche del 8 de agosto, a los 70 años de edad. Su restos fueron velados en la Iglesia Catedral de San Fructuoso y sepultados en el cementerio municipal de la ciudad de Tacuarembó.
Bonino nació el 2 de febrero de 1947 y era oriundo de Santa Lucía, departamento de Canelones. Fue ordenado sacerdote para la Diócesis de Canelones el 26 de mayo de 1974; nombrado obispo de Tacuarembó el 20 de diciembre de 1989, recibió la consagración episcopal el 18 de marzo de 1990.
Con la partida de Julio Bonino, Uruguay pierde a un gran pastor.