“Por la seguridad y el futuro de todos los coreanos, Corea del Norte debe sentarse en la mesa de diálogo y abandonar sus armas nucleares”. Este es el llamamiento que ha realizado el cardenal arzobispo de Seúl, Andrew Yeom Soo-jung, a Pyongyang, ante los planes de Kim Jong-un de atacar con misiles nucleares la isla estadounidense de Guam, y la reacción de “fuego y furia” anunciada por el presidente Trump.
Frente a esta tensión creciente, el purpurado se dirigió a las potencias mundiales y al régimen norcoreano para recordarles que “la paz real no se logra mediante el equilibrio de poderes sino con acciones basadas en el amor”.
Este llamamiento a la paz forma parte del mensaje con motivo de la Asunción de María, que se celebra el próximo 15 de agosto y en el que los coreanos conmemorarán también el aniversario del Día de la Liberación Nacional, cuando Corea fue liberada del dominio colonial japonés.
A este llamamiento del cardenal Soo-jung, se han sumado otros obispos coreanos, como el titular de la diócesis de Daejeon, Lazarus You Heung-sik, que ha subrayado en el mensaje para esta jornada festiva que “la Iglesia debe promover la cultura de la paz y la vida frente a la cultura de la muerte que está creciendo en la península de Corea”.
Así, el obispo John Chrysostom Kwon Hyeok-ju, de Andong, instó a los católicos de Corea en implicarse activamente para rebajar el conflicto como trabajadores por la paz: “Logremos la paz en esta tierra haciendo obras para la paz en nuestra vida diaria”, señala el prelado a sus diocesanos.
Por otro lado, el que fuera observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas de Ginebra, el arzobispo Silvano Maria Tomasi, en una entrevista a Radio Vaticana también se ha sumado a la petición del cardenal surcoreano de crear una mesa de negociaciones “en lugar de construir muros, tenemos que cambiar la cultura de tener la última tecnología militar”.
Tomasi parafraseó al Papa Francisco en el último mensaje de la Jornada de la Paz para reivindicar que “el camino a seguir es el del diálogo y de la inclusión de todos en la negociación, facilitando en la medida de lo posible, la participación de todas las poblaciones y sus gobiernos en la búsqueda del bien común y de las formas de mejorar la calidad de la vida de la gente”.