El destino era Ciudad Barrrios, la localidad que hace cien años vio nacer a Óscar Arnulfo Romero y Galdámez. Y hasta allí llegaron ayer los miles de salvadoreños que participaron en la peregrinación de unos 160 kilómetros con motivo de este aniversario bajo el lema: “Caminando hacia la cuna del profeta”
Ni el sol con el que arrancó la jornada, pero tampoco la inesperada y fuerte tormenta que les sorprendió a mitad de camino, frenó el entusiasmo de los participantes. El cardenal Gregorio Rosa Chávez, principal promotor de esta iniciativa, les acompañó y se mojó en cada kilómetro, como uno más.
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La tercera jornada de caminata discurrió desde Moncagua a Ciudad Barrios, donde el cardenal chileno, Ricardo Ezzati, puso el broche de oro con una eucaristía de acción de gracias como enviado especial del Papa para este evento.
Alejados del poder
“Dios quiere que la meta de nuestro caminar sea simplemente el poder de uno sobre otro, no sea la violencia que aplasta a los humildes, no sea la corrupción que no permite que un pueblo camine en la paz y en fraternidad”, subrayó el arzobispo de Chile durante una homilía en la que también aplaudió el espíritu de esta peregrinación que “dejó ver la fraternidad que ustedes tienen como pueblo salvadoreño”.
En esta misma línea, les aplaudió su coraje porque “se han puesto en marcha y la iglesia que el papa Francisco sueña es justamente una Iglesia que está en camino, que abre sus puertas, que va a la periferia, que es misionera y que anuncia la alegría a todos”. A renglón seguido exclamó: “¡Qué hermoso es sentirnos Iglesia en salida, una iglesia que no se contempla así misma!”.
Ezzati definió a Romero como “un gran pastor” y concluyó con unas palabras dirigidas al mártir: “Gracias hermano obispo, testigo de Jesucristo, pastor fiel, como he escuchado de muchos de ustedes, profeta de esta patria grande”.