Se abordaron temas como la realidad social, la educación y la familia escrutando allí desafíos renovadores de su pastoral.
Durante cuatro días, sacerdotes y religiosas de la diócesis de Copiapó, a 800 kilómetros al norte de Santiago, iniciando el desierto de Atacama, se reunieron en la casa de Ejercicios “La Candelaria” en la tradicional “Semana Teológica” que ya llega a su versión 16°. Fue inaugurada por el propio obispo Celestino Aós con una reflexión sobre el concepto ‘signos de los tiempos’ que sería el eje temático de toda la reunión.
El sacerdote de los Sagrados Corazones y periodista, Enrique Moreno, del equipo parroquial de la localidad de Diego de Almagro en esa diócesis, tuvo a su cargo el tema “La vida cristiana en medio de la contingencia social”, en el segundo día, expuesto con la metodología del ver-juzgar-actuar.
Consultado por Vida Nueva Digital, Moreno explicó que “el trabajo se hizo sobre textos del Evangelio, Aparecida y la Evangelii Gaudium. Los datos de Aparecida, de hace 10 años, siguen ayudándonos a ver muy bien la propia realidad de hoy. Los evangelios, que nos hablan de Jesús y su proyecto del reinado de Dios, a través de textos seleccionados, nos proporcionaron preciosos criterios para juzgar lo que hoy estamos viviendo. La exhortación apostólica La Alegría del Evangelio, con ese estilo de novedad y frescura que nos ofrece el papa Francisco, nos animó a buscar caminos para actuar coherentemente. Me parece que la acogida fue muy buena: una acogida atenta, interesada y activa en la participación. La metodología ver-juzgar-actuar está muy probada y siempre provoca una dinámica de muchísimo provecho”, indicó.
Moreno también destaca el valor que tiene ser capaces de dejar por cuatro días los trabajos y rutinas habituales. Agrega que “el trabajo realizado nos motivó a buscar nuevos caminos en nuestra tarea evangelizadora, a elaborar nuevas respuestas, a tratar de innovar de una manera creativa, a creer más que el Evangelio que anunciamos tiene mucho que decir todavía a los signos de los tiempos de hoy”.
El tercer día de trabajo estuvo dedicado a la educación con la exposición del rector de la Universidad Santo Tomás de Copiapó, Rodrigo Rojas, y el docente de la misma Casa de Estudios, Cristian Pérez. Rojas comenzó con provocadorasafirmaciones sobre la identidad de los habitantes de Atacama, para motivar un trabajo grupal y recoger conclusiones sobre el modo de ser y vivir en esta región, descubriendo así desafíos para la fe. Pérez, por su parte, abordó la educación desde un contexto general, desarrollando conceptos ligados al plan educativo y la formación integral de los alumnos en los colegios, con especial énfasis en los establecimientos de la Iglesia, cerrándolo con una discusión sobre los desafíos que impone la relación entre la Iglesia, las parroquias, los colegios, las familias y la educación.
La familia en el documento Amoris Laetitia fue el tema del último día, a cargo de otro sacerdote local, Enrique Sarneguet, quien presentó esa exhortación apostólica destacando aspectos que iluminan la realidad del amor y la familia, para concluir con los desafíos eclesiales que emanan de este texto del Papa Francisco.
Las cuatro tardes incluyeron una conferencia pública vespertina en dependencias de la Catedral de Copiapó, a cargo de cada uno de los expositores en la Semana Teológica y sobre el mismo tema desarrollado en el día. La gran cantidad de asistentes y, sobre todo, el entusiasmo por participar y preguntar fueron índice del acierto de la realización de esta actividad.
Vida Nueva Digital preguntó al padre Enrique Moreno por el impacto de esta Semana en el clero: “he percibido un impacto positivo en el sentido de que, conociendo nuestros problemas y limitaciones, hemos apreciado más las oportunidades que tenemos, que las amenazas que nos pudieran atemorizar. Somos una Iglesia particular pequeña, pero a la vez muy familiar; con recursos limitados, pero con un gran cariño por la tierra y la gente que servimos; con una historia hermosa que contar, pero conscientes de lo mucho que aún tenemos que construir. Sentimos fuertemente el llamado de Jesús a ser sus testigos aquí y ahora, conscientes de que ese testimonio es lo mejor y lo mayor que podríamos ofrecer”.