Doce de la mañana. Plaza Catalunya. Abarrotada. En silencio. En oración. Atronador el aplauso tras un minuto en memoria de las víctimas. Cuando no se habían cumplido un día del atentado en las Ramblas y apenas unas horas después del ataque terrorista de Cambrils, la ciudadanía se echaba a la calle para condenar todo acto de violencia y mostrar sus condolencias a los fallecidos, a los heridos, a sus familias.
Entre las autoridades al frente de la concentración, el Rey Felipe VI, el presidente del Gobierno Mariano Rajoy, el presidente catalán Carles Puigdemont y la alcaldesa barcelonesa Ada Colau. Todas las instituciones del Estado lanzaron juntos un mensaje de unidad a través de un minuto de silencio que se contagió por toda España. También se encontraba, entre otros, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, y el delegado del Gobierno en Catalunya, Enric Millo, entre otros.
Como representación visible de la Iglesia en la concentración acudió el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, que acudía a Plaza Catalunya después de visitar a los heridos del atentado en el Hospital del Mar, acompañado por el obispo auxiliar Sebastià Taltavull.
Los prelados se sumaron al grito de “¡No tengo miedo!” (“No tinc por!”) que espontáneamente lanzaron las más de 30.000 personas que se calcula se encontraban en plaza y las 70.000 que se encontraban en las calles aledañas.
Este luto a pocos metros del lugar del ataque terrorista, se traducía en una oleada de solidaridad en las plazas de todo el país y también en las redes sociales. En pueblos y ciudades, obispos, sacerdotes, religiosos y laicos se han hecho presentes y han convocado a los cristianos a participar en todos los actos de repulsa a los violentos y de respaldo a las víctimas.